viernes, 22 de enero de 2016

No son ellos, somos nosotros

Han pasado muchos días desde lo ocurrido en Colonia
mientras los niños refugiados dormían en sus camas
muchos de sus mayores se divertían
pero, ¿eran ellos completamente responsables?
Lo eran, y ¿tenemos o no tenemos responsabilidad el resto?

Hoy quería hablaros del sometimiento moral


Es cierto que mi novela se puede leer desde un punto de vista cristiano, como de creencias. Eso es porque no me preocupo demasiado de criticar el paternalismo moral que tiene la Iglesia. La razón por la cual hay satanistas ateos (artistas) que van siempre contra la Iglesia Católica Apostólica Romana, es debido a que la hegemonía de la moral la tiene en estos momentos esa iglesia; además del hecho de que cuando uno se mete con un cristiano no es como cuando uno se mete con un musulmán. El segundo podría matarte.

Pero tres cuartos de lo mismo ocurre con el Opus Dei: si te metes con los suyos podrían incentivar tu suicidio. Casos ha habido, y no es de extrañar que en Francia ese tipo de sectas se prohibieran. Pero la cuestión es que otras sectas, como la islámica, no están aún prohibidas: debido a que ese tipo de religión, a pesar de introducir entre sus valores principios ejecutivos - no como la católica de base, que sólo tiene ritos y no practicantes - todavía Europa no quiere valorar el efecto que tiene el mundo islámico dentro de la realidad democrática europea.

Hoy no hablaré de esto, sólo lo pongo de recuerdo.
A Europa, que siguió avanzando en la democracia moral, en ocasiones se le olvida cuáles son sus orígenes y sus obligaciones fundamentales. La primera obligación idiosincrásica es la de acoger al refugiado de una guerra. Eso es sí o sí. Pero la segunda obligación será la de encontrar un lugar donde viva. Y ubicar personas no es como ubicar objetos.

Ha habido que lamentar muchos actos de violencia debido a las migraciones por obligación, ya sea por trabajo o por guerras. Cartagena, ciudad correctamente llamada, de acogida, ha estado rellenando sus vacíos barrios con inmigrantes y, éstos, han estado mezclando su visión con la nuestra. Esto es asunto viejo.

Entonces los que aclamaban que la inmigración (por trabajo, lo de entonces) acarreaba una nueva gama de problemas que se debían tipificar y perseguir, eran tildados de racistas o de derechas..., y ese discurso era absurdo en el sentido de que esas personas no se manejaban con estadísticas. Es obvio: se traen a una persona problemática junto con su medio ambiente, ¿lo vamos a tener fácil? ¿va a ser necesariamente una persona grata? Hasta un tonto se da cuenta del error que viene de serie.


Pero siempre habrá quien entre en un país, beba su vino, coma sus frutos..., y no se sienta agradecido. Es la vieja historia china del mono que fue invitado a proteger el sarao de los dioses. Es la vieja historia de Viridiana..., por poner un ejemplo. Parece una justificación del clasismo.

Santificados los alimentos si provienen de una santa inocente
























¿Cuál es nuestra responsabilidad? ¿Acaso debemos renunciar a nuestros Principios? No, el asunto es más simple: nuestros Principios incluyen el acogernos, para lo bueno y para lo malo. En ese sentido muchos han fallado.

Si vienen los niños de un entorno donde no han visto nunca a un hombre clavado en una cruz, salvo para torturarle, es normal que eliminen esas figuras de los colegios. A eso se le llama adaptarse a la nueva realidad. Y, efectivamente, eso se ha estado haciendo muy correctamente.

Pero otras cosas para las que no estábamos familiarizados como un machismo criminal, ahora lo tenemos en frente. Eso es producto de un choque de culturas y, por esa razón, los propios alemanes, al ver lo que hacían los inmigrantes, quisieron juntarse: era esa clase de machistas que seguían a una nueva clase de ideas. En vez de liderar a los nuevos, los nuevos nos trajeron lo más viejo. En ese sentido, la culpa es nuestra.

¿Qué clase de civilización no es capaz de afrontar el conflicto del choque entre culturas? Una que aún es menor de edad. Como mi novela, orientada a adolescentes. A criticar de cómo aún hay figuras paternalistas que pretenden decirnos lo que es correcto y lo que no, pero que se hacen poco llevaderas para avanzar ante la nueva realidad diversa de múltiples culturas y conflictos.




Hasta aquí estos dogmas
quiero me los confrontéis

miércoles, 20 de enero de 2016

Las retalías del destino

Mi novela tiene aspectos que muchas novelas no tienen
pero eso es porque además de una historia
cuenta con un trasfondo tecnológico
donde tanto el hombre como la máquina tendrán la oportunidad de 
elevarse.

Hoy hablaré sobre lo que diferencia al inerte del no inerte.

Uno es y el otro no es
Raro sería que en una obra como la mía no llegara a tocarse de alguna manera la diferencia entre la vida y la muerte. Ese matiz de carácter ontológico tiene un precio, ¿qué es la vida? ¿Es posible que el concepto sea falso? Para empezar debemos fijarnos cómo en mi obra, sin llegar a tocar los temas de los diversos estados vegetativos o de los diversos estados de semiincompatibilidad con la vida del neonato, sí que me meto en distintos estados de muerte, recogidos por el lugar hacia donde moraría el alma. Y es que, ahí voy yo: el que muere no está inerte, por lo que es no inerte. Y, una vez muerto, ¿se vuelve inerte?

En el Señor de los Anillos había un clan cuyo poder consistía en darle significado a la vida y a la muerte
Antes de nada volveré donde estoy como pez en el agua: la tecnología. En mi novela vemos cómo la máquina adquiere vida propia: se vale de la consciencia colectiva, y el conjunto de todos los memes, para generar una especie de arconte cuyas directrices no es nadie capaz de controlar. Según especulo, ese tipo de cosas son fáciles de programar para un videojuego; indico cómo se podría hacer, diciendo que en todo momento la máquina sólo tendría que comprender lo que los usuarios esperasen del propio videojuego y, acto seguido, encontrar algún medio para ponerlo de manifiesto en alguna ambientación coherente.

Y ahora yo os pregunto, ¿qué diferencia habría entre eso y la propia realidad en la que vivimos?

Lo primero es descubrir la pantalla verde
En cuanto cerramos los ojos todos nuestros deseos e inventivas se someten a nuestra voluntad, en estado inercial. Eso quiere decir que todos los reductos de lo que nos ha estado contaminando aquellos que conforman nuestro entorno servirán para poder conformar nuevas historias que conformarán nuestras circunstancias..., el mismo arconte que comentaba al principio. La cuestión es: ¿podría nuestra materia blanca (más que la materia gris, empero) ser capaz de aunar todos esos conceptos para ayudar a sintetizar una idea en conjunto?

Aokigahara. Donde la luz no entra, la vida hace maraña.
En mi novela, Pedro hace una comparación entre Gug y Lucía. Lucía era como una enredadera, como la luz; mientras que Gug era como un laberinto, como lo que genera sombras. Estos dos personajes recogerán un poder inconmensurable - sin embargo Hansel, en oposición a Gug, deberá descubrir su papel complementario, junto con Silvia. No se trata de personajes menores, son los protagonistas de la obra. Como ya expliqué en el capítulo sobre los miedos, Hansel trascenderá de una manera y Silvia de otra. De la misma forma, la máquina tiene una manera de trascendencia y el ser humano otra.

La trascendencia de la máquina pasa por reconocer al individuo.
 ¿Pero qué significa trascender? En mi novela es bastante explícito: trascender significa algo así como adquirir un poder que te cagas. No es de extrañar que Hansel hablara tanto con los dueños de las máquinas, éstos tenían miedo de que su compañía se inestabilizara al permitir que partes de su orgánica se revolucionaran. Y todo esto lo enlazo con un incidente pasado donde uno de los estrellanos traicionó a los suyos para que los terrestres avanzaran por delante de sus paternalismos.

El que todo lo controla y todo lo sabe, ¿tiene acaso algún derecho absoluto sobre el que es objeto de su control?

Un conocimiento absoluto es incompatible con la creación de vida. La reinterpretación es puro conflicto.
Así que, ¿qué haría que un ordenador empezara a reflejar un Derecho a no ser interrumpido por haber dejado de ser un ente inercial? La pregunta parece complicada, pero lo es en cuanto a que así lo vemos. Si nos planteamos este mismo esquema desde el punto de vista un poco más zen, o budista, el asunto se simplifica...

Uno es, el otro no es
Por cómo se hacen las cosas, los hay que están en este mundo, o en otro. El que forma parte de nuestro medio ambiente, forma parte de nosotros y, todos juntos, nos contaminamos para crear lo políticamente correcto dentro de este mundo lleno de apariencias. Damos vida al arconte bajo el cual nos sometemos, nos ensoñamos, nos dejamos llevar..., es el sentido de la vida: la misma apariencia, el valor que le damos a la soledad.

¿Buscáis vuestro lugar?
No os gusta esta, ¡pues montaos otra! Tenemos lo que nos merecemos. Luego, en el día de mañana, nuestras ondas cerebrales habrán recogido todo un registro de experiencias y, perdidas en una energía que no se pueda capturar, se convertirá en calor para viajar al origen del enmarañamiento junto con todo lo vivido. Será como soñar. Sin embargo, ¿qué clase de no inertes no tienen control de sus sueños? ¿Acaso no podrían volverlo todo más inercial?



Suficiente hasta aquí
quiero vuestros comentarios




martes, 19 de enero de 2016

Lo que me podría equivocar

Tengo a mis espaldas una tecnología puntera.
Sin embargo, debido a mi afán de ir a más no paro de darme de hostias
y, lo que es peor, no hay motivos para seguir luchando. No hay incentivos.
Hoy hablaré sobre esa palabra tan japonesa que mencioné en mi obra: benri.


Resulta que parece que se va a poner de moda el ser políticamente correcto, y yo también quiero meterme en ese debate. Para ello haré mención del capítulo donde la psicóloga del centro se aprovecha de un alumno de intercambio preguntándole lo conveniente que le resulta estar siendo protegido por sus mayores.


La soledad es un bien al que nos hemos acostrumbrado a tener y disponer. En este universo no nos queremos ni imaginar otra clase de destino, salvo el no poder encontrar a ninguna otra civilización. Con el fin de que no nos sintamos tan solos, los primigenios nos ofrecieron construcciones imposibles, porque ¿qué es la soledad?


Soledad es ser testigo de la grandeza de las apariencias y no poder compartirlo con nadie. El ser espiritual bien se puede nutrir del noúmeno para hacer sus viajes astrales..., viajes que le permite descubrir un sinfín de egoísmos que sólo él puede soñar sentir. Sin embargo, en cuanto uno se sienta solo en esos paraísos astrales, automáticamente ¿qué tendría de trascendente? ¿qué tendría de esencial o importante?

Es por ello que describo los mundos astrales en mi novela con un afán de enriquecimiento conceptual, donde se tiene la suerte de mezclar lo que se experimenta con lo que se espera uno encontrar. En esa fusión de conceptos podría viajar el yo para no experimentar soledad alguna y, sin embargo, cuando uno de los personajes acabó allí no pareció interesarle demasiado quedarse en ese mundo - aunque allí pudiera liderar a todos los vivos.

Pero volvamos al tema...

Trasgredir con la apariencia para luchar contra la soledad.
La conveniencia es un sustitutivo del deseo de que las cosas no cambien. Es una idea de deseo de conservación de que todo siga igual. Nos conviene generar apariencia de perfección. Poco importa si somos tan pulcros...

El utilitarismo de lo conveniente provoca que en realidad no nos demos cuenta de que hemos transvalorado un ídolo: hemos aceptado la realidad que vivimos y hemos trasvertido nuestra soledad

Algunas personas hacen cosas poco convenientes porque se sienten solas.
Cuando algunas personas dicen que los que visten diferente es para llamar la atención, corren el riesgo de generar la apariencia de que son como esa niña chillona a la que nadie hace caso, por cansina. Es cruel tratar a las niñas así, ya me lo contó una vez un amigo hace muchos años..., me lo dijo porque él nunca tuvo hermanas, y a mí me habría gustado tenerlo de hermano. Es difícil encontrar gente que te influencie para bien.

Pero ese es el papel de sentir soledad: tener la sensación de que otra persona es capaz de ahondar en el yo de manera que sea capaz de encontrar autenticidad en lo que se vive. La lucha por querer hacer que el mundo sea mejor es una forma de trasgredir contra la idea de lo que es conveniente.


Para luchar contra la soledad muchas personas se inventan muchas historias y éstas se convierten una manera muy conveniente de hacer vida. De ahí nace el engaño, aunque en mi obra me he procurado de no poner mentirosos..., todo lo más, discretos, crueles, bromistas..., son otras formas de mentiras, más lleno de cinismo, pero no se encaran contra una persona para decirle algo que realmente se piensa que no sea verdad..., o al menos en principio.

Detrás de una gran mentira hay la peor de las conspiraciones: una ley que todo el mundo desea.


Por eso parece que todo lo que tiene que ver con lo que nos parezca conveniente está destinado a ir contra la naturaleza misma de su espíritu..., ahora bien, ¿es cierto eso? ¿Es cierto que nos autocensuramos porque nos parece más conveniente? ¿Es cierto que a todos nos estresa la Lucha y las tragresiones y por eso nos desvinculan las conveniencias de la realidad? Pues no estoy del todo de acuerdo. Claro que no.

Muchos han sido los profetas que han querido guiarnos como si fuéramos idiotas por una senda más o menos adecuada. Y hay que decir que a esos a los que guiaron pudieron arrebatarles del mundo de las drogas, de golpear a sus parejas, de tener vicios en demasía..., ¿vamos a negar acaso la naturaleza violenta de los simios?

Por eso, algunos dogmas se convierten en unas buenas muletas para transmitir un mensaje. Aunque el marxista jamás admita el símbolo como un ente con valor en sí.


Entonces los símbolos, aun no teniendo valor, poseen unas directrices pedagógicas. Lo que no nos va a dar trascendencia, nos va a brindar una pedagogía. Va a permitirnos que podamos unirnos en la Lucha gracias a unas referencias comunes que permitan que seamos más concluyentes y autoritarios.

Las palabras, aun las que no tengan fuerza, se convierten en consignas, en una razón por la cual andar al unísono. En un mecanismo para entenderse y, por tanto, en una manera de reinterpretar la vida en comunidad. Nos juntamos para algo más, para que nadie se quede fuera.

¿Qué sería de nuestra sociedad si no nos aprovecháramos de los ídolos establecidos? De los memes que nos obligan a actuar de una manera o de otra... Si eliminamos esos parámetros, ¿qué haremos con los que se queden atrás? ¿Qué haremos con los que no hayan pillado la historia porque no están acostumbrados a leer entre líneas?


Detrás de todo un enredado de ideas siempre hay un tronco central que ayuda a asirlas todas juntas, antes de que vuelvan a dispersarse. Si somos capaces de dar con ese tronco y valernos de él para señalarlo como un pilar al que seguir, puede que muchos no vean el árbol por culpa del tronco, pero lo más importante es que, si lo tienen delante, tarde o temprano acabarán por alzar la mirada.



Me habría gustado compartir mi tecnología
pero algo me dice que va a pasar como con mi libro..., 
acabará desapareciendo incluido todo recuerdo.
Mis proyectos parecen haber sido una mala decisión.