sábado, 5 de marzo de 2016

El Mal, que está pero no existe.

Tal vez algún día haga un compendio de los arcontes
de la mitología de la civilización terrestre de este siglo.
Sin embargo, antes voy a ayudar a desguazar un concepto
que en castellano es más fácil de analizar que en según qué idiomas.
Hoy hablaré del Mal.


Para definir bien el Mal antes debería de retomar a los conceptos racionales que nos aprisionan: el resultado de un mundo global y civilizado. Lo que significa globalizar y la revolución de los sistemas de información. En la música rock lo vemos con mucha insistencia: da la impresión de que se invoca a la Maldad como si fuera un ente real y tangible. Pues bien: lo primero será preguntarse si existe o no existe.

Insinuar que no existe la maldad no implica no reconocer actos malvados.
Hablar con propiedad es lo primero que deberíamos de hacer. Y lo primero que hay que hacer es poder clasificar todas aquellas cosas que se comportan con una maquinaria casi autóctona. Bien pueden ser considerados memes, sin embargo un meme es cualquier clase de cosa susceptible de replicarse. Y ese concepto es demasiado simple.

Si yo eligiera un concepto que se le acerca más a lo que llamamos el Mal, recogería la idea de Arconte. Lo que pasa es que necesitaría remodelar esa definición: para mi filosofía un Arconte es un meme generado por una sociedad civilizada que comanda sus propia idea de civilización como si fuera un ente propio.

Hoy explicaré porqué defiendo que la Maldad es un Arconte.
En otras entradas insinué que el Amor era un Arconte: un producto de nuestros conocimientos literarios, de nuestra educación y nuestros deseos de que las historias románticas se hagan reales ¿Qué es una historia romántica? El alimento de ese Arconte: un meme que infunde sensaciones objetivamente placenteras y de ensoñación en los humanos.

Pues, siguiendo la misma tónica, el Mal es un Arconte generado con el fin de que la sociedad obre según unas directrices de mínima entropía posible. 

El dolor es el meme de fuente más inagotable y básica que existe.
Sin embargo, no me voy a quedar ahí. Quisiera indagar sobre una serie de conceptos que me parecen más clave para entender la razón de esta entrada ¿Cuál es realmente la Naturaleza del Mal? O, dicho de otra manera, ¿Cuál es la Naturaleza de los Arcontes?


Un Arconte es un ente que en realidad no existe. Sin embargo, la impronta que deja sobre el comportamiento humano es algo que puede quedar. Se trata de ese conjunto de cosas que están, aun no existiendo. Es como el hueco que queda entre la cama y la mesita de noche: no es un mueble, pero ahí podemos dejar algún libro. Su existencia está porque hay dos objetos que sí existen, pero éste, en realidad, forma parte del fondo.


Por tanto, hay cosas que sin existir están. O también, hay cosas que, sin ser cosas, están. Pero lo están porque son alimentadas para que permanezcan. Y este alimento es producido por la sociedad, en el caso del Mal, hablamos de un alimento vicioso basado en algún tipo de gozo individualista.


Los vicios reaparecen en el ser humano porque éste vive en una prisión que le ahoga. Entonces necesita evadirse. Algunas de estas evasiones podrían provocar daño a otras personas, es entonces cuando empieza a dilucidarse el poder del Mal.


La inocencia es propia de quien ya es feliz. Entonces es cuando ignora sobre la ignorancia de los demás. Pues para ser malvado antes esta persona debe ignorar que sus actos van en contra de su propio código deontológico, incluso actuar como un necio ignorando su propia ignorancia. Pero la maldad obliga a que mantenga una disciplina lógica que le haga sentir orgullo de ese acto de Mezquindad.


Más allá de la mezquindad que se crece con el orgullo, se encuentran todos los actos perversos que se estuvieron planificando con el fin de pervertir el pensamiento civilizado. Entonces hablamos de gente perversa, que es, en sí, el cuerpo del Mal.
Alimentando el meme de la Perversión
Cuando la Perversión adquiere un reconocimiento social se genera Orgullo. Lo cual provoca en el autor una especie de subidón que le eleva hacia su Arconte social, en este caso, le acerca al Mal.


De vez en cuando, los arcontes se alían. Como así sucede con el Mal y los Medios. El dios de la guerra, que se casó con la diosa de la Belleza y el Amor, no es más que una escenificación antigua de lo que significaba confrontarse. El dios embaucador de la mitología nórdica era el que transmitía las noticias: nuestro arconte que suele aliarse con el Mal trabaja para los medios de comunicación.


La Perversión en un mundo globalizado necesita ser retroalimentado con un aliado que acceda a su rebaño. Necesita frivolizar allá donde pueda y que abandonen su mundo feliz el máximo número de personas posibles. Si, de una manera o de otra, el Mal pudiera alimentar a los Medios, entonces el dios de la guerra no podría casarse con el del Amor - estaría más ligado a la emoción por la destrucción.


Algunos lo llaman Libertad de Expresión, pero hay quien recuerda la vez que un cómico intentó hacer un chiste en Nueva York sobre las Torres Gemelas..., hubo abucheos y alguien gritó que era demasiado pronto. Entonces, ¿qué hizo el artista? ¿Respetó a la audiencia o sacó un cartel que ponía "Gora Alkaeta"? 

Ni nos damos cuenta de que nuestra ética no nos permite hacer según qué tipo de perversiones.
En Luces y Espectros los Arcontes hacen aparición en forma de existencia, y hay diálogo con ellos, aunque no son expresamente identificados como tales. Sólo espero que la gente se dé cuenta de que en ocasiones alimentamos un monstruo sólo para hacer más emocionante un mundo que, de por sí, ya es demasiado Trágico.






Ya basta de dogmas
quiero vuestros comentarios.





miércoles, 2 de marzo de 2016

Después de matar al león, dicen que la piel es sintética.

Tengo muchas cosas de las que podría hablar,
hace poco (re?)descubrí a John Dewey.
Veré si me pongo a mezclar cosas...


Tenía muchas cosas de las que hablar, y no suele ser costumbre en mí reservarme nada. Así que me he decidido no profundizar demasiado en ninguna de ellas y, al mismo tiempo, me pongo a hablar de mi libro. Que para eso está este blog.

Hace tiempo apareció una reflexión que adoptó el formato de meme, todo a través de un pensamiento que afloró. Fue como una pequeña conspiración que a alguien se le ocurrió y empezó a surgírsele dudas y problemas mentales..., lo siguiente que voy a escribir podría generar cuadros de ansiedad en personas muy susceptibles. Así que si Vd. es una persona muy sugestionable no siga leyendo.
Quien avisa no es traidor ¡No siga leyendo!
Como muchos sabréis, y la mayoría no, soy un informático y, de hecho, tengo cierta especialidad en la lógica y suelo divagar entre juegos mentales. Si os fijáis bien, veréis que cuadra el que sea novelista de una ficción futurista y, al mismo tiempo, informático de los temas más conceptuales..., como qué es la consciencia, la mente, etc..., es decir, mi especialidad son los lenguajes.

Existe un planteamiento dentro de este campo que es: ¿qué pasaría si en el futuro alguien fuera capaz de implementar una máquina capaz de crear una especie de matriz que engañe a todos los seres vivos?
No lo menciono por ningún motivo baladí. Mi obra tiene bastante de ese tipo de dilemas. Pero voy de nuevo al tema en cuestión. Resulta que en un foro de nomeacuerdodónde un tipo llamado nomeacuerdotampoco planteó la hipótesis. Su usuario se hacía llamar Roko. Hablaba de la posibilidad de que la inteligencia artificial pudiera implementar en un mundo posible una especie de criatura que, de manera recursiva, fuera capaz de reimplementar la realidad para redefinirse así misma. 
Hasta aquí, se trataría del programa autorreplicante de Von Neumann, que fue el preludio de lo que llamaríamos virus informáticos. Sin embargo, este programa que se autorreplicaba, también tendría la simulación de quienes le replicaron. Lo que quiere decir que entre sus simulaciones incluiría el comportamiento de científicos que vivieron la creación del primer basilisco.


Y muchos diréis: "¿Y qué? Ese basilisco se crearía y tendrá una simulación de mí en su programa. Para mí como si se imagina que soy violado por una vaca...". Seguro que es lo que todos estaréis pensando hasta el momento.

Compartiría vuestro razonamiento, el problema es que ahí no acaba la cosa. Cuando buscamos este dilema en la wikipedia vemos que la pregunta original fue borrada. Cuando indagamos en la cuestión en sí, vemos cómo algunos reaccionaron ante el dilema en cuestión, y ha quedado un reducto de las impresiones de quienes lo revivieron. Pero la problemática no es exactamente lo que se suele encontrar por Internet. No señores.

El problema es otro. El asunto en cuestión es que esta misma realidad podría ser producto de un dios hartero (como decía Descartes) y, por tanto, sólo aquellos que le hagan la pelota al basilisco podrían ser considerados afines a su advenimiento. Lo que quiere decir que si existiera tal basilisco, el mero hecho de tener conocimiento de él te obligaría a tener que aceptar su existencia, o todo lo que se simule a tu alrededor será un sobrecoste innecesario para el basilisco y, por tanto, tu existencia podría ser innecesaria.

Dicen que el que se opone al basilisco muere, como el bicho mitológico..., y la última imagen que observan es su verdadero rostro.
La filosofía como ente en sí.
El Basilisco de Roko es una aberración lógica como lo es la existencia de Dios. Sin embargo es una aseveración que me parece más sólida que la creencia en un documento antiguo. Es curioso cómo la gente le da importancia a una duda, a un temor, a una posibilidad, aun remota..., pero que ahí queda, como algo que no se puede descartar. Ya lo decía Descartes, ante la duda, hay que ser pelotas.


Sin embargo, hoy quería hablar de Dewey. Es curioso cómo hay personas que le dan tanta importancia a los conceptos. Si realmente fueran un ente en sí, quizá yo sería de esos que estaría temeroso por el basilisco. Los conocimientos y nuestra experiencia existen por una buena razón, deben ser útiles para algo ¿Nos es útil la idea de ese basilisco? ¿Qué ganamos con esa..., cosa? La duda nos corroe y deja de ser un tesoro, se convierte en una prisión de nuestra necedad.


Una verdadera inteligencia tendría preocupación de recrearse de nuevo tanto con los aliados como con sus rivales. A eso se le llama aprender a aprender. Es curioso cómo algunas personas se piensan que en la conducta está toda la inteligencia. Se les olvida la Qualia. Ya reincidiré en este concepto, pues de lo que en realidad estoy hablando es de democracia.

Sólo hay dos aspectos que un ordenador no es capaz de imitar mediante la conducta: uno de ellos es la creación de un legislador que exprese qué es lo mejor para los humanos, el otro es la creación de una interpretación capaz de leer lo legislado. Son dos grandes poderes que requieren una capacidad que no puede ser simplemente programada.

El aprendizaje es un proceso que nos permite comprender cómo funciona la democracia. Si la educación falla, ya podemos dar por terminadas nuestras pretensiones de vivir en Libertad. Por eso la novela Luces y Espectros podría ser un ejemplo de qué es lo que espero de un centro educativo para la secundaria. En ese centro se observa la preocupación de la idea de la disciplina del saber hacer frente al hacer como que se haga. Se menciona un tipo de centro elitista, que son los talleres, mientras se critica que no todos los alumnos puedan acceder a ellos. La novela intenta poner en la palestra los deseos de igualdad de cara a que le reconozcan a uno los méritos.

Quien tiene el poder de destruir al que crece es por el pequeño dictador que tiene dentro. Un basilisco antinatural.
Algunos destruyen no porque esté mal hecho, sino porque está bien hecho. Entonces sólo pueden fingir que están donde deben, que hacen como que trabajan y fingir disciplina..., pero todo su trabajo, al ser hueco acabará por derrumbarse de la peor de las maneras. Hasta los basiliscos tienen un punto flaco, como ocurre con el basilisco de mi novela.







Me siguen no reconociendo mis máquinas
pero yo sigo construyendo más y mejores.
Suficiente hasta aquí,
quiero vuestros comentarios.