Quisiera tocar un tema que es posible que provoque críticas negativas en mi contra: he querido conformar una palabra nueva, el excepticismo - la obsesión por buscarle a todo una excepción.
¿Cómo sería un mundo donde lo que hoy día es objeto de especulación por Youtube, en ese futuro alternativo fuera la realidad indiscutible? ¿Cómo debería de actuar un buen escéptico?
Rezan los cánones del buen gusto, que para ser objetivos antes hay que actuar con escepticismo. Sin embargo, ya Russell advirtió en uno de sus libros de cuyo nombre no puedo acordarme - pero era al principio y en referencia a un pensador español, que no podía permitirse el lujo de ser completamente escéptico en todo. Es decir, hay un límite al escepticismo. Cuando se juega con ese límite, yo lo llamo en mi libro excepticismo: la tendencia a ponerle una excepción a todas las cosas.
Es una preocupación adecuada.
De todas las imaginaciones e inventivas más perversas la de la plena consciencia es la más ciega porque actúa con retardo. |
El saber de un buen escéptico supone saber cegarse donde corresponde. Saber actuar sin pensar. Se trata de moverse de manera que sus actos no hagan daño a los suyos y de pensar de manera que los siguientes actos sean más profundos.
Uno de los protagonistas de la obra es una persona muy experimentada que necesita saber, y tiene el culto por el conocimiento. Pero no se vale de lo que le dicen, sino del reflejo que deja cada autor en su obra; de su huella. Por eso es historiador del arte, porque en realidad es un escéptico. Y necesita suplir su vocación del saber mediante información no interesada.
Imaginen, por un momento, que a Iker Jiménez le llega el aviso de un OVNI rosa que emite destellos de arcoiris mientras van saliendo..., aguanten..., creo que esa película la han puesto en el cine..., no, era de videojuegos. El asunto es que, por mucha verdad que quiera defender, su programa tiene una estética, y esa estética obliga a cegarse con según qué conceptos: mientras los hombrecitos sean grises, ok..., pero como tenga pinta de Hello Kitty, aquí hay algo chungo, y pasamos del tema. Pues bien, digamos que ahí se está ejerciendo un límite al escepticismo, se ha adoptado un criterio sobre qué vamos a aceptar y qué no: se trata de la cuarta gran verdad del budismo, el relativo a los caminos que adopta el ser humano.
Pero no nos liemos, el excepticismo es algo contra lo que he luchado toda mi vida: se trata de intolerancia disfrazada, se trata de pura envidia o, simplemente, tontez. Cuando algo tiene patas de gato, bigotes de gato, orejas de gato y cola de gato, es correcto admitir que podría ser una gata, ¡pero no vale cuestionarlo todo hasta el punto de aceptar un tigre! Podemos volvernos locos decidiendo qué parte de la información pueda ser real y qué falsa, la vida hay que vivirla más y pensarla menos.
No pretendas ser más consciente de lo que debas, pues todos estamos locos. |
Creen muchos científicos que el uso de la razón les hará libres, cuando en realidad la razón es como la métrica en la poesía, la razón es como la duda razonable en Derecho, la razón es como lo medible dentro de la realidad, o lo expresable dentro de lo que se siente..., la razón, es de poco a nada, incluso para la ciencia, pues la ciencia también necesita de la filosofía, cuyos postulados son elegidos irracionalmente - toda una locura proveniente de la experiencia.
Pero la cosa es bastante más simple si nos paramos a mirar lo que tenemos delante. Algunos siguen discutiendo: "No les dejemos entrar porque no sabríamos qué hacer con ellos", pero yo les diría: "Cuando estén dentro ya lo decidiremos". El excepticismo nos obliga a rechazar, a no lanzarnos, a no intentarlo..., cuando debemos hacerlo sí o sí.
¿De qué tienen miedo realmente? En mi libro aparecen unos sujetos que están apartados de la sociedad: aquellos que querrían seguir como antes. Los llamaba los notkas..., merecerían una entrada propia. A pesar de que viven apartados, la sociedad no tiene unas barreras del todo bien definidas: eso ha desaparecido; incluso existe un doble final para uno de esos personajes tan poco agraciados, un doble final donde se ve cómo acaban reinsertados de alguna manera.
Ese enfoque que le doy a los más miserables no tiene nada que ver con cómo ve las cosas Victor Hugo en su famosa obra. Odio sobremanera esa obra, razón por la cual hay que verla y darse cuenta de su absurdo: exponer el absurdo para que comprendamos la estética de la razón humana.
¿Me va a decir el Sr. don Victor Hugo que cuando se coloca incluso a un mal hombre en una posición de responsabilidad se convierte en buena pesona?
¡Yo a este le metía los dos candelabros por donde yo me sé! |
Mi idea de reinserción no implica tan conductistamente de que el individuo se volverá buena persona, de hecho, reconozco el cinismo, la hipocresía..., de eso hay mucho en mi novela. Y creo que le dedico un apartado muy especial en varios capítulos. Lo que es una ironía para todos es puro cinismo para el responsable.
Y es que en España, por ejemplo, hay excépticos que aseguran que los contenedores no se visitan para comer - que ya tenemos una cobertura solidaria que es suplida a nivel autonómico y municipal. Claro, por eso multan a los que rebusquen en la basura. Todo girando una de las hipótesis más miserables que jamás he escuchado: que el que es vagabundo en España en realidad forma parte de una teoría conspirativa para fingir que es pobre, cuando en realidad cobra mucho dinero por ello.
¿Teoría de la conspiración? ¿Para eso hacen gala de su excepticismo? ¿Por ahí ronda la estética de su duda razonable? ¿Qué es más fácil de pensar...?
Intereses por parte de los corporativistas |
Al final, si fuera por el excepticismo, no hacíamos nada. Todo parece difícil, imposible. Hay consejos que parecen imposibles también, impensables. Entonces los dejamos apartados ¿Habría volado el Hombre con ese pensamiento? ¿Se habría hecho todo ese montaje del viaje a la Luna si no se creyera en lo imposible? ¿Habría sido capaz el humano de trasportar la energía y distribuirla? ¿O de llenar todo de un enredado de energía o información? No es cierto que nada sea imposible, lo que pasa es que los que no son capaces de hacer posible lo necesario representan la apatía de todos nosotros, que es el macroser con el que nos sentimos identificados.
Quien no lo crea así tiene un problema |
En esta novela también dejo un hueco para un suceso que ocurre en un avión, con terroristas, golpistas, etcétera..., tiene que ver con todo esto, pero es largo de contar..., ya habrá otro momento.
Pues eso, ya basta por hoy. No olviden comentar, no quiero sentar dogmas.