En el orden de explicar los arcanos, en ocasiones Bastet hace muy bien de papel de sacerdotisa, debido a la relación que tiene en la novela con Anubis; sin embargo, con respecto a la mitología egipcia tendría más sentido asociarla a la carta del tarot de la emperatriz.
Como todas estas cosas son analogías y figurismos no tiene mayor importancia, pero huelga mencionarlo no vaya a ser que algunos se piensen que el eclecticismo que defiendo es ontológico y no meramente simbólico.
Dicho esto, en esta entrada hablaré de la emperatriz como recurso literario y su diferencia con los enamorados y la sacerdotisa.
La sociedad civilizada alimenta sus propios recursos racionales para crear nuevos preceptos morales. Para ello nos valemos de una idea de corregir lo que no es justo, lo que no es válido. Nos valemos de un afán de enmendar los problemas reales mediante la abnegación. Es el papel que desempeña, concretamente, Lucía en su mayor parte. Es por ello que, a pesar de la posible dislexia que puede producir leer analogías para luego comprobar que los personajes se permutan, la idea de la persona que se sacrifica constantemente desde su trono en la tierra para hacer posible que las cosas se lleven a cabo es Lucía, y no Bastet. Pero vamos a ver si explico con claridad el recurso en sí: pues se trata de una regla del éxito en la literatura.
Preparense porque ahora viene la idea que os va a comer la cabeza |
Antes de presentar ese arconte, quería ilustrar un ejemplo que me ha pasado esta misma mañana. Y veré si luego pongo otro ejemplo..., resulta que esta misma mañana, mientras caminaba, vi a una mujer llorando; no sabía qué le pasaba, y estaba presionándose a sí misma con las dos manos a la altura de la pelvis en una esquina, mientras llovía.
Por más que le preguntaba no me quería decir qué le pasaba. Le pregunté si quería que le ayudara, decía que sí..., pero no lo aclaraba. Le pregunté si quería mi teléfono, si quería que llamara a la policía..., no había respuesta..., intentaba adivinar qué le pasaba. Pero sólo lloraba. Intenté mirar más a mi alrededor, hacia dónde miraba ella. Poco a poco se me hacía más evidente lo que estaba pasando.
Esta mujer olía mal y miraba a lo que hasta entonces para mí sólo era basura esparcida por el suelo. Fijándome con más atención a lo que, posiblemente, le estaba destruyendo sus esperanzas y sus ganas de avanzar, pude ver una caja de cartón bajo la lluvia como esparcida por el suelo con lonchas de fiambre tirados por la acera sacados de su envoltorio...
Poco a poco fui haciéndome una idea de lo que debió haber pasado. En esa calle, resguarecida de la lluvia lloraba desconsoladamente y reusaba dar explicaciones ni que llamara a la policía. No decía qué le pasaba..., nada. Y su ropa tenía mal aspecto.
Fue preguntarle si tenía frío y a eso me dijo que sí. La escena que pude ver en mi mente era algo que me helaba la sangre de sólo pensarlo: ella habría conseguido reunir un tesoro de comida en su guarida, una caja de cartón, debajo de un portal y, al abandonar la caja por un momento quizá para buscar más alimento, alguien le debió dar un patadón bajo la lluvia, dejándolo a la intemperie de manera indistinguible de la basura. La razón por la cual no se atrevía a decirme nada, sospecho, era porque tenía muchas ganas de mear (reacción natural del cuerpo para evitar la congelación) y sentía mucha vergüenza y desamparo.
Bueno..., voy a cambiar de tercio. Por ayudarla tal vez me toque a mí pasar frío, y esta mañana he tenido que evadirme con la canción de Phil Collins "Another day in paradise". Si yo fuera un pudiente podría haberla invitado a hacer algo más, pero ahí, en mitad de ninguna parte..., me alegré cuando vi que se meó encima del portal - pensé que lo mejor que podía hacer entonces era marcharme porque yo ahí no pintaba nada más.
La abnegación es un concepto que muy pocas personas conocen: ¿en qué me habría convertido si no la hubiera ayudado? Si tras haberla ayudado sentí impotencia, ¿qué habría sentido de no haberlo hecho o en qué me habría convertido de no haberme importado?
La Emperatriz y su abnegación está ligada con el Mundo y la lógica que hay en él. Las películas deben tener Buen Final ¿He terminado correctamente la historia? ¿Es de vuestro agrado? Para que acabe bien no se pueden dejar cabos sueltos: salí perdiendo, el malo no fue encerrado, la chica hizo un extraño gesto..., parece cine independiente.
Como ocurría con Lucía, en Luces y Espectros, el poder de la Emperatriz es un poder bastante contagioso y que afecta a muchas personas. En toda la novela no terminé de aclarar en qué consistía ese poder que tenía Lucía, ahora bien, ¿por qué hasta parece que la novela da el visto bueno a no aceptar la realidad? ¿En qué consiste la ética de los vencedores?
Existe una frontera por cuya puerta no pasarás salvo que albergues temores de lo que haya al otro lado |
Antes de contar el segundo ejemplo quisiera manifestar que no es lo mismo el amor abnegado que el amor cortés. El amor cortés es el que empuja a creer en que dos personas están hechas el uno para el otro, el que hace creer en el amor posesivo. El amor de la abnegación reside en ayudar sin esperar nada a cambio. En toda civilización hace falta un halo de altruismo que consiga sopesar las maldades de este mundo: si no existieran comportamientos mezquinos tampoco sería necesario tener la necesidad de romper el flujo natural de la cruel Naturaleza y su selección de los más fuertes.
Cuando iba al instituto apareció una serie muy violenta que acabó en el punto de mira del sistema judicial: ¿debían censurarla? Era la serie Caballeros del Zodíaco. El juez observó que la serie, más allá de lo pomposa que pudiera parecerle a más de uno, tenía algo que no la hacía desedeñable: valores. La violencia en las historias se justifica en nuestro Mundo si incluyen en su mensaje valores. Esta visión es Maquiavélica: y representa perfectamente el límite de lo éticamente correcto sin sucumbir a la relatividad moral.
Hemos visto a esa Figura representada en el manga de forma expresa |
Ayer mismo vi un vídeo por Youtube sobre un suceso que le pasó a un trío a mediados de marzo, era puro salseo. Me recordó mucho a mi novela: un miembro que era más bien extranjero que entra en juegos muy atrevidos con una pareja y que desemboca en celos debido a que uno de los dos era una clara psicópata incapaz de comprender las relaciones de pareja más allá del arconte de los enamorados o de los preceptos eclesiásticos. Cosas más difíciles habré mediado en mi vida, pero no me correspondía meterme en medio.
El asunto es que cuando rompemos las reglas de la moralidad marcados por el amor cortés tenemos que empezar a asumir cambios significativos en nuestras normas de conducta. Para empezar, quien es extranjero en esa tierra creerá que es normal lo que no es, por lo que asumirá en su mundo una jerga que nos escandalizará a todos. Ya he comentado los peligros de la resilencia. De hecho, me hace gracia pensar que, en mi novela, el extranjero también es de tierras eslavas.
Cualquiera puede pensar que lo que estoy poniendo ahora es demasiado complejo, cuando en realidad la complejidad está en la capacidad para expresar lo que todos aceptamos: que ayudar a una amiga no es lo mismo que querer un rollo con ella. Entonces es cuando el arconte de los enamorados se invierte y empieza a comerle la cabeza al psicópata, ya que éste no tiene capacidad propia para empatizar con los sentimientos. Ese era, como ya intenté explicar hace varios meses con la historia de los tres monos, el objeto de la religión: que es marcar unos límites bien definidos a lo que entendemos por familia, amor, amistad... Ahora bien, ¿qué es lo que les espera a los que sean capaces de ver la frontera y se atrevan a cruzarla?
Cuando salgas a la aventura no dejes tu casa en el abandono o perderás parte de tu mundo |
Cada vez que hacemos algo que nos hace sentir que teníamos que hacerlo alimentamos al arconte del altruísmo, la abnegación..., lo que le reconcomía a Schindler en la película de Spielberg no fue que creara una empresa y ésta no fuera próspera, sino que incluso podría haber hecho más por aquellos a los que ayudó. Pudo haber salvado a más si hubiera sacrificado más. Y no nos pareció un final incoherente, ni malo..., ¿a eso lo llamaríamos locura? Sólo si no estamos dispuestos a vivir en un mundo así.
Ésa es la ética de los vencedores - aunque ya me tocará explicarla un poco mejor, pues en la novela tampoco está del todo bien desarrollada.
Suficiente hasta aquí
ya me comentaréis
sigo dejándome muchas cosas por decir