Por motivo de mi cumpleaños me había propuesto desconectar,
lo que pasa es que ha sido ponerme delante del ordenador y
me ha dado por programar el control lógico de los contextos en un generador
de frases en chino que estoy haciendo...
Nada, que para desconectar voy a probar otra cosa...
Microrrelato. Los traductores de la Confederación Intergaláctica
Existe, entre los distintos grupos que viajan a lo largo de un mismo sector galáctico, un grupo de mercantes y civiles que tienen por objeto complementar el trabajo de brigadistas y otros navegantes. Estos mercantes se valen de su experiencia en el viaje a lo largo y ancho de todo el sector interestelar para dar a conocer al resto de las especies y formas de divinidad cuál es el trabajo y cuáles son las maneras y comportamientos por los que se distinguen cada una de las civilizaciones existentes.
Para ello se valen de un artefacto donde van recogiendo toda información posible sobre tales comportamientos y que, en cierta manera, bien suele ser tratado ya sea como traductor o como guía para encontrar lugares dignos de sorpresa y estudio para el científico de turno. Es bien conocido que toda forma de inteligencia que sobrevive en su propio ambiente encierra una organización eficiente de conocimientos. Ahora bien, por muy especial y diferente que sea, todo conocimiento es susceptible de ser representado mediante una estructura común; estructura de información que todas las especies nos hemos dado a llamar diccionario, y que se rige por un estándar informático aceptado.
La manera de cómo una especie se comporta y se organiza permite nombrar las claves del diccionario para que éstas seran referenciadas entre sus propiedades. Esto permite una manera de concebir el lenguaje natural de la especia: para comprender el razonar de un hombre, una marsopa, un león..., cada cual tiene su propia manera de organizar sus claves y propiedades a la hora de hacer evolucionar su mente y todos son dignos de estudio.
Como es literalmente imposible, y los Sabios de la Confederación se dieron bien cuenta de ello, de tener un registro perfecto de la forma de vida más perfecta para que evolucione a una perfección superior, lo que se hace es alistar a una horda de filólogos o biólogos que se encargan de averiguar las relaciones horizontales y verticales de las distintas formas de pensamiento para, acto seguido, apuntarlo en su aparataje.
La pequeña caja negra, que tiene una suerte de botones, en ocasiones tiene apariencia de ser un aparato sin importancia o muy retro..., en realidad ha sido diseñado para que civilizaciones de grado inferior al 4 no se asusten. Es, por tanto, vital - y así queda reflejado en el estándar - que deje muestra expresa de alguna manera la forma de evitar que en cualquier cultura salvaje el aparato pueda provocar algún tipo de espanto debido a ese sinfín de posibilidades tecnológicas que la imaginación antropocéntrica de nivel 3 es incapaz de comprender.
Los traductores son, por tanto, el equivalente a unos ayudantes de psicólogos; pues viajan de mundo en mundo para dar registro de los distintos comportamientos según los parámetros establecidos por los estándares. Se valen de lo que no comprenden, pues no comprenden ni la tecnología ni los comportamientos de los sujetos, simplemente siguen órdenes y se dejan llevar por las ordenanzas, las cuales están muy por encima de lo que jamás podrían llegar a entender. Al fin y al cabo esos temas no comprenden su verdadero campo.
Hay quien llegaba a aseverar que el traductor, al albergar en sus manos todo el conocimiento y la cultura de una civilización entera, así como su forma de pensamiento, permitiéndose incluso el lujo de emitir ideas bien hiladas al azar con todo lujo de detalles, como si fuera cosa suya - y con la coherencia y complejidad de los sabios de esa civilización, entonces el traductor ya podía valerse de decir que era poseedor de tal conocimiento. Ciertamente, en galaxias no muy arrinconadas, se han encontrado filósofos de civilizaciones 3'5 que ninguneaban el pensamiento de sus criados (que son las formas de vida que tienen que evolucionar al nivel 4 pero que se obcecan en mantenerse en el 3) y entendían que los propios traductores eran más que suficientes como para representar esas formas de vida y, por tanto, teniendo tales cajas negras no sería necesario mantener vivos a ni una sola criatura pasada una fecha clave de referencia.
La fecha de revelación final y sacrificio para quien no lo aguante es una tesis muy extendida en todo el sector conocido de nuestras galaxias y no ha sido sino objeto de controversia sobre la conveniencia del valor de la vida y si ésta tiene, de por sí, utilidad más allá de la utilidad misma. La respuesta que suelen dar los propios traductores a tal engendro de pensamiento es que no existiría tal dilema si fuera falso, igual que no puede existir tal dilema si es real. Este pensamiento que a los terrestres podríamos asociarlo al zen, no a muchos les convence pero que, bien desarrollado, significa: la valía de la existencia no se estudia por lo dado sino por lo que no nos va a dar.
Esta cita superrepetida por parte de los navegantes y, en especial, de los traductores, suele ser objeto de aún más controversia entre los miembros de civilizaciones de nivel 3'5, a los que se les rechaza el derecho al viaje interestelar. Razón por la cual suelen encontrarse peculiares alianzas con brigadas independientes que, en el caso de nuestro sector, se suele pensar que lo hacen por cuestiones de parentesco de rasgos.
¿Cómo llamarlos? ¿Los orcos espaciales? Es peculiar que, aunque no se parezcan en nada, muchos aseguran que sí. Pero, de una manera o de otra, reconocen el derecho a decidir con una mayor anarquía y responsabilidad extremas. Éstos, a los que algunos tildamos como "malos", se alían con los más perversos de entre los amos de una civilización salvaje de nivel 3 y reclaman que no haya ni el más mínimo intervencionismo: que pase lo que pase, suceda lo que deba suceder. Y cada cual que se haga responsable.
¿Acaso no le corresponde al civilizado tener consideración con quien cree que es un salvaje? ¿Acaso la experiencia no nos dice que los mundos pueden perder toda su compostura si se les pone delante una circunstancia demasiado chocante? Eso, a los orcos espaciales no les importa ya que, según afirman sus traductores: Aquellos que no aceptan la realidad más dura tienen un pensamiento poco eficiente para nuestros verdaderos objetivos.
Ciertamente, el debate está servido y, muy buen sentido que debería de tener si no fuera porque la mayoría de los miembros de la Confederación comprenden brigadas militares que protegen los intereses tanto de sus planetas como de los planetas a los que tutorizan, y éstas gustan más de criar cultura que de hacerla brotar a la fuerza.
Registro jFtxT::245.23.43.22: JMDR: Desconexión.
Que tengan un buen día.