domingo, 22 de noviembre de 2015

Puñeteros dolores de Cabeza

La falta de movimiento, unido con la sensación de tener que encararme con sinvergüenzas que emponzoñan lo que tocan, la sensación de injusticia que rodea el mundo..., y además estoy compilando mi tecnología en un documento, todo muy aburrido. El sopor es algo contra lo que lucho en mi novela y, aun así, no es raro encontrar a alguien decir que mi novela por momentos es aburrida ¡Aburrida

Hoy voy a tocar la idea de la emoción.

No a las relaciones internacionales opacas: pero no en el sentido de que quien lo haga a la cárcel.
Las personas viven en este mundo porque les parece emocionante. Esta idea puede parecer vaga o demasiado idealista, pero también se puede exponer de la siguiente forma: las personas viven en este mundo y a todas les parece emocionante. El matiz puede parecer importante, pero a efectos de la realidad que vivimos no lo es.

Hay muchas cosas que no son emocionantes: discutir con un tonto, ponerse a la carrera contra un preescolar, intentar acertar que una moneda no caerá de canto... Son cosas que aburren, a la gente no le gusta ganar, lo que le gusta es tener sensación de victoria. Y la sensación de victoria sólo se consigue generando una sensación de miedo bajo control.

Efectivamente, esta entrada no se centra exclusivamente en un recurso literario.
Si viviéramos en una completa utopía humana donde las leyes fueran redactadas de la manera más justa y sin contaminaciones, sin guerras, ni terrorismos..., todavía tendríamos dos tipos de artículos en los que estarían divididas las leyes: las normas que tipifican qué no se puede hacer y las metanormas que figuran el ámbito de aplicación de las propias normas.

Se hace fundamental comprender que en una sociedad, aun justa e imposible de imaginar, existiría lo ilegal (asociado en principio a distintos tipos de faltas que buscarían enderezar al infractor) y también lo alegal (todas aquellas cosas que son reconocidas dentro del ámbito de la ley, pero que no son contempladas por las normas).

No es de extrañar que lo único que no podemos hacer ante un conjunto de normas aceptadas por nuestra moralidad es lo que sería ilegal para nuestros propios preceptos y, por otro lado, debemos evitar llevar a cabo acciones alegales.

En mi novela hay apartados específicos para ese tema: se trata de los llamados exploits. Un exploit es un fallo cometido por los programadores de un videojuego que permite al jugador una situación ventajosa imprevista. Es como aprovechar un error cometido por los legisladores para sacar provecho de una ley, se trataría de algo alegal, y al final sería un juez quien dictaminara si hasta puede que ilegal.

Exploit que te aumenta una habilidad
Cuando eliminamos de los juegos la posibilidad de que haya exploits, automáticamente los juegos se vuelven demasiado simplones y son poco emocionantes. Hay jugadores que nunca buscarían el sacar provecho de un exploit pero, visto de cierta manera, si le surgiera la posibilidad..., ¿por qué no avanzar y hacer como si nada?

Una realidad tan compleja como la que vivimos nos obliga a tener que jugar bajo reglas muy complejas, donde es muy fácil cometer alegalidades. Literalmente, y lo digo expresamente, es imposible llenarlo todo de normas para hacer desaparecer las alegalidades sin que se nos cuelen cucarachas en las instituciones.


Las cucarachas lo aguantan todo. No hay que olvidar cuál es el modelo de civilización más corrupto que existe: ¿el de EEUU? No, el modelo árabe. 



Bien podríamos ver en países donde el Congo cómo los Derechos Humanos no se cumplen, pero eso no es corrupción, eso es incultura, traumas, proyecciones... O también mencionar países como Colombia, con policías corruptos, grandes carteles de la droga..., pero a eso no lo llamo corrupción, lo llamo desprecio, lo asocio a no valorar lo que se tiene, no sentir orgullo por lo que se es, no respetar el problema ajeno..., nada de eso ocurre en un país corrupto tal como veo las cosas.

España es un país corrupto, más que Europa, pero menos que el mundo árabe. Lo vemos por cómo se comportan los servidores de lo público, cómo funcionan los dedazos, cómo se entiende el corporativismo, ..., hacen que todo lo que tiene que ver con participar en política suene aburrido.

El corporativismo en España que intenta darle diversión al asunto tiene rostro: Primo de Rivera, que se aburre y aburre sobre los asuntos de un país, sobre la determinación de qué debe ser legal y qué no. Se aburre sobre cómo afrontar los retos de la representatividad, y prefiere la dictadura..., exactamente el mismo es el papel que adoptó Franco, como el mismo es el papel que adopta el terrorismo islámico. Se trata de una manera de escapar de lo aburrida que es la política para ocupar un papel dentro de ella en plan dominante.


Sin embargo, existe una izquierda y una derecha. O llámese como se quiera llamar, pero nada que ver con aceptar barbaridades. Un mundo donde el terror sea dominado por los terroristas sería un mundo inhumano, por definición - nada que ver con la emoción, salvo para sus dictadores.

Cuando existen confrontaciones, no es extraño encontrar patrones que busquen aumentar en mayor o menor medida la ortodoxia. La elección de cuál debe ser el nivel de ortodoxia representa el papel de la política, y esa es la idea que intenté reflejar en el capítulo en cuestión: la ortodoxia supone hacer que el estado sea muy dirigista, la heterodoxia acepta más los exploits. Es ley de vida que sea la gente la que elija bajo qué reglas jugar: con más o menos seguridad, nadie puede decidir por nadie - porque son formas de juego diferentes.

Cuando consiguen aburrirnos hasta el punto de que no queramos elegir bajo qué modelo jugar, eso es porque el sistema se ha llenado de leyes absurdas, todo se ha hecho complejo, hay normas no representativas, nada convence a nadie y, bajo esos esquemas, los que controlan los exploits lo hacen bajo el amparo del subterfugio y el poder, y eso no es nada divertido. Eso infunde terror y es a eso a lo que llamo corrupción. Lo mismo que DAES, lo mismo que ETA..., aunque sean distintos tipos de terrorismo.

¿Ignoramos el hecho de que nos importa una mierda la corrupción con los paraísos fiscales, el tráfico de armas, petroleo barato...?

Pero el DAES no sólo nace de una aberrante mala lectura del Corán que casi nadie comparte estadísticamente hablando, en realidad se ha estado alimentando de contaminaciones y mentiras que han encubierto las pocas pruebas que apuntaban a que, ahora sí, el malo era EEUU y Europa. Las múltiples pruebas que habrían abierto una investigación en un Tribunal Internacional para condenar a la OTAN, nunca serán suficientes si no son los expertos los que se encarguen de verificar lo que una y otra vez todas apuntan a la misma dirección.

¿A ti también te gusta ese juego? Cada vez se apuntan más mujeres
Por si alguien se ha perdido, lo voy a dejar requeteclaro:

- ¿De quién es la culpa de que los alumnos peguen a los profesores?
Del director del centro.
- ¿De quién es la culpa de que un videojuego inspirara al asesino de la katana?
 De sus padres.
- ¿De quién es la culpa de que un niño no aprenda en el colegio? 
Del profesor.

Es sencillo: ¿de quién es la culpa de que el Orden Mundial sea corrupto y aburrido?
De quienes cortan el pastel.

¿Sorprende acaso que en EEUU de vez en cuando aparezca algún psicópata genocida que le dé por matar gente a mansalva? Para esa gente, este mundo no le parece emocionante; lo emocionante es ver cómo se castiga a los infieles, esto es porque vive donde quien controla el miedo es el Estado Dictatorial  y gregario, y no la participación del pueblo. El miedo tiene que cambiar de bando, pero de verdad.





En esta entrada comprenderéis algunas 
referencias de mi novela a juegos
aunque hay aspectos que aún no he comentado,
bueno, quiero vuestros cuestionamientos.



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