Voy a decir la peor de las incómodas verdades:
solemos ser engañados todos y cada uno de los días de nuestra vida
¿la manera?
De lo más diversa: incluso innovan estampándonos sus estafas en la cara
y nos acusan a gritos con el dedo si no nos atenemos a sus aberraciones.
Al burro se le cataloga como alelado porque es lo suficientemente inteligente como para que carguemos nuestros pesares contra él. |
La mejor manera de que te estafen es que te lo digan a la cara, que tú lo aceptes y que, encima, luego venga la policía y te interrogue a ti por haber sido la víctima.
Lo vemos como práctica habitual por parte de un partido en España que todos conocemos, y no es difícil saber que a esta técnica psicológica, que se llama proyección, es como cuando cargamos un burro con nuestros enseres para vaciar nuestras mochilas. El burro no es consciente de que lo es, pero se están riendo en su cara. Sin embargo, en su manera de pensar, sería más complicado oponerse porque entonces ya no le protegerían, no le darían de comer y, peor aún, podría recibir palos.
Entonces es cuando ese animal de granja se da cuenta de que en realidad no puede elegir, no tiene ninguna clase de poder y, es más, incluso se ha autoconvencido de que es exactamente lo contrario: cree que tiene un poder absoluto, y por esa razón sólo es capaz de moverse para quedarse siempre en el mismo sitio.
Aparecen muchos grupos demagógicos que, con el fin de obtener influencias en el control del sistema legislativo, alardean de poseer un vocabulario: se las dan de filósofos, activistas, feministas, etc..., pero no es cierto que todo el mundo pueda ser cualquier clase de cosa.
Por ejemplo, para ser feminista hay que defender la igualdad, y denuncias no faltan para entender que estamos rodeados no sólo de auténticas dementes sino además que han estado consiguiendo sus objetivos.
¿Qué pasará el día de mañana cuando descubramos que hemos adoptado las posturas contrarias que supuestamente siempre habíamos defendido? Significará que no habremos avanzado NI UN PASO. Lo cual, es lo más importante en una lucha que debe perseguir la erradicación de los roles que privilegian a los hombres, así como en segundo término los roles que privilegian a las mujeres.
Que nuestra sociedad es patriarcal, por supuesto. Pero los que juegan a despertar a la sociedad, los activistas, los que corrigen a los que se manejan con el lenguaje del odio, no pueden hacer uso de la jerga del odio - salvo que lo que quieran sea proyectar sus problemas hacia los demás. Y lo que me entristece es ver publicaciones de tirada progresista ignorando una pasada básica de coherencia deontológica.
Los medios, por tanto, también fabrican el odio; y lo hacen mediante las mentiras. Hay que entenderlo con perspectiva: Si un periodista publicara un artículo donde no quisiera reconocer la posibilidad de que un chino agreda a un español en España, cosa que personalmente no he visto nunca, muy probablemente el redactor jefe le daría una colleja: "González, que los chinos son personas. No vayas a decir que los blancos somos agresores en potencia...".
Pues es curioso cómo algunas personas suscriben la teoría del santo chino cuando se trata de una mujer. Pero lo más curioso no es que haya personas que suscriban tal estupidez, lo peor es que consiguen hacer creer a los burros de turno que son feministas. Y yo no me puedo fiar de un tipo que, teniendo el poder de ponerle el yugo al caballo, prefiere hacer él mismo de burro.
Los caballos en mi jerga vienen a preocuparse de romper con las normas establecidas; bien curioso que era el caballo de "Rebelión en la granja", que hacía lo que tenía que hacer: lo cual es un acto bastante revolucionario. Y el burro le ayudaba porque, ¿qué futuro le esperaba a la granja si no estaban ahí para hacer lo que hay que hacer?
Cuando la cerda se viste mona, Napoleón se apena |
Pero esas cerdas que se han puesto en el poder les pasa como los corruptos de ese partido que gusta tanto de proyectar sus problemas..., que se les acabará el chollo porque lo suyo no persiste. Porque otro gallo habría cantado si el burro hubiera seguido al cerdo, como ocurre con muchos periódicos y medios progresistas; entonces la rebelión en la granja habría mantenido en el poder al cerdo Napoleón, el animal que odia a los animales que no son como él, mucho más tiempo y de mejor manera: porque habrían tenido como apoyo un animal fuerte que no trabaja para el pueblo, sino para el odio del pueblo: en su contra.
Mientras tanto, seguirán apareciendo casos más y más evidentes, y el santo chino seguirá ocupando el puesto que le compete a los animales de carga.
El emperador feminazi: quien se coronó a sí mism@. |
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