El cospirador, el villano, el malvado. Aquél que es tan perverso que es incluso capaz de actuar en contra de sí mismo. A mitad del libro, poco a poco, voy sacando a relucir la existencia de personajes que entran dentro de estereotipos muy diversos. A diferencia de otros libros, igual que su protagonista femenina, aun siendo protagonista, no ocupa tantas líneas como debiera, también es cierto que el mundo que le rodea está lleno de extrañas sombras..., y me valgo de figuras perfectas para confrontarlas.
Detrás de la lucha por sobrevivir, de la corrupción siempre aparecen figuras que se anteponen para hacer prevalecer la Justicia. Es una constante en Luces y Espectros, existe una intención bastante clara de que no puede existir un supervillano. Eso es imposible, nadie es tan mezquino: Anubis no lo permitiría.
Cuando creemos que el mundo de las sombras nos acecha, aparecen entre la oscuridad figuras que defienden una suerte de comunismo. Son pequeños héroes que, ante otros ojos, son el mismísimo diablo.
No nos equivoquemos, la obra va sobre héroes y su visión de la Justicia. De cómo se doblegan y se lanzan a la defensa de una verdad que para cada uno de ellos es la auténtica, la que vale. Aún así, el que más lucha en la obra es el que está más confundido y, por tanto, el que evita en lo posible toda clase de juicios de valor: ¿acaso estamos seguros de qué es lo correcto? ¿Acaso podemos asegurar cuál es la única manera de hacer las cosas?
Lo mismo que le pasó a Fidel Castro cuando se vio obligado por Kennedy a hacerse comunista antes que por el propio Che, los personajes se ven obligados más por sus enemigos que por sus amigos a actuar de una u otra manera.
Allá donde vemos figuras que intentan representar valores, las historias pueden aprovecharlas para que los más grandes parezcan más pequeños y los más pequeños mucho mayores. Pero las razones por las cuales actúan los villanos siempre están amparados y basados en una razón que se antepone por encima de ellos mismos. Una idea de Justicia que marca el motivo del paternalismo, la cospiración, la lucha..., entonces es cuando toca juzgar si fue bueno o malo.
En mi obra, en la parte roja, toco el tema de la defensa del paternalismo sobre un personaje que lo sufre en sus carnes. Ya comenté en otra entrada que habría un tipo de Opus dei, efectivamente éste será quien defienda según qué valores de Justicia.
El shintoísmo japonés defiende dentro de su mensaje la austeridad, la simpleza..., incluso la naturaleza muerta. Efectivamente, vuelvo a mezclar la religión católica con el shintoísmo, quizá eso mismo pase dentro de cien años.
Cuando las masas se mueven por un deseo de alcanzar el poder, las riquezas, el consumo..., cuando se asocia la gloria y el mérito con los ahorros, poco a poco la Justicia puede verse envuelta en un manto que dependa de quién la fiscalice..., de quién la proteja, la financie... La fiscalización de la Justica está en su financiación, y así se comprueba por los enormes sueldos que necesitan los jueces que trabajan para los órganos superiores.
Se comprueba estadísticamente quiénes salen perjudicados en las condenas; no toda la culpa la tendrán las propias leyes, el juez de primera instancia al que no le convenza una ley, simplemente no la interpreta - no la aplica. El problema es que la vida de un juez no tiene nada que ver con la vida de a quien juzga. Hay una cierta tendencia clara a que el propio juez se vuelva compasivo cuanto más se le parezca su víctima a él mismo. Y es que, en cuanto se le vea demasiado pobre, se pone la venda.
Las luchas y los actos heroicos se han estado viendo en el día a día, con la lucha continua. Y, de vez en cuando, al juez de turno o le falla la memoria o la jurisprudencia hace mal los cálculos. Menos mal que en las alturas están preocupándose de nosotros. Menos mal que los grandes poderes judiciales se ocuparán de las inconsistencias.
Por eso quise ahondar ese tema y colocar allí los conceptos ¿Sorprende que adopte la teoría de los reptilianos y que, al mismo tiempo, no fueran ni mucho menos tan malos como los pintan? Un personaje femenino protagonizará la incursión hacia lo más oscuro de nuestro mundo, mirará las injusticias a la cara, indagará en el pasado, rememorará los testimonios, afrontará los desafíos en soledad y, cuando toque, se apartará para que el perito le enseñe a pesar de su incapacidad para interpretar el mundo. Esa incursión hacia la perfección será el reflejo de la dominación del ser humano hacia su lado más salvaje e instintivo - por esa razón le dediqué uno de los grandes macroepígrafes del libro "Bajo tierra".
Se trata de un camino de vuelta a entender el Justo funcionamiento de la matriz y, el personaje idóneo para ello, tenía que ser un personaje femenino.
Bueno, voy a tener que explicar eso de los macroepígrafes, pues mi novela está dividido de manera especial. Si eso ya lo contaré en otra ocasión.
¡No olvidéis comentar! No quiero sentar dogmas...
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