sábado, 31 de octubre de 2015

El Fracaso tiene por destino la indigencia



Era joven y me sentí..., ¡tan encandilado!
triste me mirabas
no supe cómo pero me alegraba a tu lado
sabrías que amabas
si esas flores secas nunca se hubieran secado
reir cuando estabas
ahora sería el hombre más afortunado.




En el mundo que conocemos fracasar significa perderlo todo; aquellos que optan por conservar su dignidad al menos se ubicarán en una disposición lo suficientemente políticamente incorrecta como para que la perspectiva les ayude a contemplar fácilmente el Fracaso. Mi novela, sin ir más lejos, intenta dar consejos no sólo de que se cuiden de las perversiones, sino también aprovecho para increpar al carpe diem. La muerte puede convertirse en la separación y, de ahí, al Fracaso.


Hay hombres y mujeres que optan por aprovechar lo primero que pillen, que quieren intentar sobreentender cualquier clase de señal para lanzarse al vacío y esperar a conseguir atrapar y abrazar la oportunidad. Sin embargo, el carpe diem no significa eso.

Carpe diem significa descubrir la jugada que te permitirá hacerte con tu destino..., y aprovecharla. Quienes mejor consejo nos podrán dar sobre cómo aprovechar tales jugadas no son aquellos que triunfaron pues, como ya he dicho antes, no tienen la perspectiva necesaria: son aquellos que descubrieron la trampa.


Como si fuéramos víctimas de las ilusiones, nos dejamos atrapar por nuestros propios mecanismos para ser felices, sin apreciar el daño que podríamos estar haciendo a los que no consigan estar a la altura de las espectativas. Es entonces cuando se considera que los estereotipos marcados por la sociedad representan las verdaderas ilusiones, aquello que nos resultará familiar, las idolatrías tradicionales...



Pero entonces es cuando llega la realidad y te da el planchazo. Las ilusiones se rompen y ves poco a poco cómo claramente el destino se va definiendo hacia tu persona de manera más infranqueable. La sociedad se ha autoconvencido de que todos los individuos están siendo sujetos y protegidos, y jamás admitirá que haya algo que se le escape, pues de ser así nuestro mundo sería menos soportable.

Pero esa es la trampa: creer que el plan tiene que funcionar y, claro, en cuanto se ve que no funciona, ¿entonces qué? Pues que ya no hay lugar para ti en esa sociedad.


La jodí, perdí el tiempo ¿Entonces?


Tras meses de investigación mis pesquisas no son las que esperaba. Me queda como premio de consolación un algoritmo primohermano de la esquina noroeste..., esperaba que consiguiera estabilizarme de forma extraordinaria mi estructura para que se cumpliera el invariante y aguantar la explosión combinatoria, pero a penas ha aguantado hacia resultados aproximados... El algoritmo, inquebrantable, capaz de gestionar grupos de trabajo de investigación científica partiendo de una oferta y demandas independientes y combinables con el talento de cada grupo..., pero no consigo aplicarlo para lo que quería: el control eficiente de las energías.


Sólo queda aceptarlo. Al menos tengo para hacer un emulador de un computador cuántico...



Cuando nos robaron, había que rescatarlos. Ahora que están ganando dice que primero son sus riquezas.






jueves, 29 de octubre de 2015

El gore y el mal gusto

En la entrada anterior toqué el tema de la diversión
ahora veré si consigo aclarar un aspecto peculiar: 
el mal gusto

Todo es tóxico en grandes dosis. 
Parece ser que la ciencia ya ha descubierto que la carne procesada puede llegar a ser cancerígena tomada en grandes dosis. Al final resulta que, tomemos lo que tomemos siempre caeremos en desgracia. No podemos permitirnos el lujo de alimentarnos de productos que son antinaturales para nuestro cuerpo pero, ¿qué no es antinatural

Hace tiempo apareció una famosa artista a la que le encanta trasgredir con su cuerpo de manera especial. Esa exposición explícita del cuerpo femenino, para romper con los roles preestablecidos de lo que se entiende por el pudor y el buen gusto es justo de lo que pienso hablar ahora.

¿Qué es el pudor? El pudor en mi jerga es un tablero de ajedrez, donde dos grandes frentes juegan con una mentira: la vergüenza. El pudor es una forma de dolor que no hace daño físico tangible, pero afecta a la psicología (el comportamiento). Someter al pudor equivale a transformarse, el ser humano más increible es el inocente al que le explota su nariz por saber reprimir sus ansias.

¿Cómo va a ser gore una serie tan políticamente correcta?

Si en una obra somos capaces de representar el pudor, escondiendo caramelitos, para juguetear con los sentidos, entonces también estaremos alimentando una cosa muy hermosa: estaremos ayudando a levantar los muros que necesita nuestra mente para que sea capaz de divertirse en nuestro mundo - por muy falso que parezca.

Ése es el fundamento del género ecci japonés y, al mismo tiempo, es tema central de mi novela. Cuando lo que es susceptible de ser escondido se muestra, entonces corremos el riesgo de hacer algo demasiado pornográfico, demasiado gore, como de mal gusto.

No voy a ponerme a citar chistes de humor negro ahora, cada cual tiene su estilo: Internet y, peor aún, las redes sociales, pueden ser un hervidero incontrolable de exposición social inaceptable; cuando una persona se ríe de otra tiene que ser en la cara, nunca a megáfono.

En cuanto se quitó la capucha demostró que era negro y hubo compañeros que renunciaron.
La cuestión más importante es que, en ocasiones, por pretender ser trasgresores conseguimos romper las barreras del pudor y el buen gusto, es entonces cuando el artista se da cuenta de que es muy fácil hacer que la ficción supere a la realidad, pero si lo hace corre el riesgo de hacer algo de mal gusto. Por eso, para que conseguir crear una estructura ficticia que sorprenda antes tiene que entender cuáles son las barreras por las que no puede pasar para que su obra no pase a ser considerada de mal gusto.

Reconocidas las barreras oscuras de la realidad marcada por los personajes que tienen gustos muy específicos, la protagonista recorrerá como una enredadera todos los entresijos que conforman su visión de lo que es políticamente correcto y así descubrir los rincones ocultos que conforman toda la realidad.

La fortuna está entre las Cuatras Grandes Verdades y, la cuarta: lo que es el buen gusto.
Muchos artistas se quejarán: resulta que asesinos y criminales tienen toda la libertad del mundo para hacer sus marranadas, pero porque ellos no están limitados por el buen gusto. Si Anibal el Canibal, del Silencio de los corderos, hubiera tenido una crítica literaria como la supervillana en Bird, tal vez se hubiera dedicado a hacer bordados.


En ocasiones la ficción supera a la realidad gracias a nuestra ignorancia
En mi novela no he querido evitar incluir momentos altamente dramáticos, muy gore. Pero también pretendía autolimitarme, considerando que se trata de una novela y, en las novelas, uno se puede permitir ciertas licencias. En ocasiones es difícil pero, lo que sí que es cierto es que, por encima de todo, la novela ha acabado por ser escrita de manera muy diferente. Y es por esa razón por la cual podía sospechar que estaba jugando con fuego, podría ser víctima de malas críticas.

Por ejemplo, cuando encendemos la televisión algo de muy mal gusto suele ser algo como..., vincular la espiritualidad con la ausencia de virtud...



O también vincular la espiritualidad o los actos patrióticos con el sexo...


Sin embargo, si se trata de observar los resultados de mezclar nuestros conflictos más espirituales con las consecuencias más atroces...

Enemigo Número 1 de Obama: Los hospitales de Médicos sin Fronteras.
O si se trata de ver cómo nuestros compatriotas sucumben a actividades peculiares...

Entonces aparece una vena corporativista, un punto chovinista, un aspecto conciliador..., ya no es tan asqueroso..., no es para tanto..., podemos mirar a otro lado. No pasa nada. 

Eso es porque, en el fondo, se nos olvida de que nuestra mente actúa en virtud del lugar donde se encuentre y nuestros instintos cambian dependiendo de dónde se vea el desastre.

¿Terrorismo de mal gusto?
El caso es que no recuerdo si también incluí comentarios sobre el autoatentado..., si eso para la siguiente novela, total: matar a un mindungui como yo sería una ordinariez.






Bueno, suficiente por hoy,
no olvidéis comentar,
no quiero sentar dogmas.








miércoles, 28 de octubre de 2015

Diversión

¿Qué es la diversión? 
¿Existe alguna diferencia entre divertirse y volverse adicto a algo?
¿Es posible calcular de manera matemática lo divertido que es algo?

En mi novela le dedico muchas páginas a la idea de la diversión: estamos atrapados en un mundo muy divertido, por esa razón no queremos salir, porque somos adictos a esta realidad. Ahora bien, ¿qué tiene esta realidad de divertida?


La realidad del mundo no proviene de la política de Venezuela

Dedico páginas y páginas de mi libro a la diversión, porque quiero ayudar a las personas a que sepan qué es divertido. Cuando yo me pongo delante del ordenador y empiezo a capturar invariantes para generar estructuras en realidad lo que estoy haciendo es algo así como jugar a sudokus descomunalmente grandes, con un pequeño aliciente de pensar que ese puzzle podría servir para algo.

La vocación es el arma maestra de la diversión, cuando una sociedad te permite desarrollar tu propia vocación lo que en realidad te está permitiendo es ofrecerte la opción de que te diviertas y, al mismo tiempo, tener la sensación de que lo que haces podría servir para algo.

Cuentan los que estudian el origen de las palabras que la vocación evoca a la llamada divina, aquello que te comanda el dios cristiano en persona para que el individuo se emprenda a un cometido en vida.


Cuando les enseñas las reglas, ellos aprenden a respetarlas.
Sin embargo la palabra vocación en realidad está ligada a la palabra diversión: es aquello que inspira a nuestra mente a querer dedicarse, le llama la atención, le divierte... Raro sería encontrar una persona a la que no le guste divertirse, ciertamente esa idea estaría vinculada a traumas o patologías que una sociedad debería de ayudar a enderezar.

Por esa razón, cuando las personas tienen la oportunidad de no hacer nada, al final lo único que les queda es desarrollar su propia vocación y dar lo mejor de sí..., efectivamente, es lo que dijo Maslow  y, francamente, es de cajón.

Pero muchos se lo preguntarán: ¿cómo se puede crear un juego divertido? Pero que además tenga algún tipo de sentido o uso en la sociedad.



La única gran razón por la cual es cada vez más difícil encontrar juegos que sean educativos es porque, cada vez más, los juegos están más orientados a los mensajes que deben recibir los adultos: se está elevando la edad de los niños, y eso no tiene porqué ser ni bueno ni malo.

Por un lado, se mercantiliza y se ofrece más servicios, más ..., pero por otro lado se nos olvida que se está repitiendo la estructura del juego. No se ha querido captar la esencia de un juego divertido.


Juguetes que educan contra la desigualdad..., a los niños.
En mi novela las máquinas recreativas, con tanta tecnología que tienen, no son capaces de interpretar cómo quieren el mundo sus jugadores. Por eso los jugadores tienen la capacidad de poder mentirle a la máquina y darle nuevas reglas ad-hoc, sobre la marcha. Esto es porque, ¿cómo va a saber por muy inteligente que sea la máquina qué divierte y qué no divierte? ¿Cómo va a saber nadie qué gusta y qué no gusta? Eso es por definición imposible porque si las personas fueran tan previsibles el amor que pudiera suscitarnos una persona no diferiría del que pudiera emerger de un robot.

Porque un robot es un individuo que siempre es políticamente correcto, incluso cuando no debe serlo, no es posible encontrar un halo de belleza digna de respeto en algo así, como tampoco podemos encontrar el amor entre las piedras.

Es por ello que incluí un momento de tensión entre dos personajes femeninos: uno de ellos buscaba la espiritualidad dentro del simulador y el otro personaje machacaba lo que encontraba porque, al fin y al cabo, no es más que un mundo muerto.

Dos tipos de personas responden diferente: la espiritualidad y diversión, ¿pueden ser compatibles o no?

Ya mencioné en una entrada anterior la idea del áscesis: los que viven con un afán asceta pueden permitirse el lujo que saltarse según qué normas, porque cuando se mueven por el filo de la navaja no corren el riesgo de caerse por ninguno de los extremos. Sin embargo, los que se vuelven sensibles a los instintos más superficiales necesitan indagar en el mundo exterior para potenciar sus relaciones sociales.



Cuando se trata de divertirse no hay, por tanto, una única manera de hacerlo; sino para cada cual una única manera de verlo. Al mismo tiempo, la diversión puede cambiar de forma dependiendo de sobre qué superficie esté trabajando.

Por ejemplo, no hay nada más divertido como confrontar el azar de elegir entre tijeras, papel o piedra. Desarrollado ese concepto se puede crear juegos de guerra que alcancen la complejidad de Warcraft.


Pero si se pierde el concepto clave, que es el azar del tijeras, papel o piedra, entonces sus fans no le encontrarán la diversión..., sin saberlo, ya no será como el de siempre. Y el perfil de sus jugadores ya será diferente.

Cuando algo es un éxito, ¿para qué cambiarlo? Por eso si hay algo que realmente no divierte nada es ver cómo la estructura cambia, cómo las cosas no se hacen previsibles..., porque hace que todo ya no esté bajo control.

Porque vivimos en un mundo controlados, necesitamos escapar y dejarnos llevar por un mundo donde tenemos una cierta sensación de control y libertad, sin embargo cuando se les va la mano en sorpresas a los que diseñan el juego el resultado puede llegar a ser realmente desastroso.

Por eso no debería sernos curioso que en nuestro Gran Juego, cuando somos mayores, nos vemos con un poder casi absoluto de imponer lo que deseamos. Se convierte en objeto de nuestra diversión personal, y de ahí no nos sacará nadie...


Ya me veo así en el futuro...



Basta de dogmas hasta aquí, dejen algún comentario.




viernes, 23 de octubre de 2015

Las piezas clave

En mi historia hay piezas que son más importantes que otras.
Como si todo girara a esos protagonistas, los demás entran en el juego.
Pero en este juego, no hay buenos contra malos:
cada pieza defiende lo importante de su propia postura 
y su grandeza es proporcional a su capacidad para reconocer a los contendientes en el juego.



En unos tiempos donde los que mandan nos han dejado las cosas patas arriba, los amos del mundo se convierten en unos papanatas, unos inútiles, unos torpes..., esos que llevan las negras no están haciendo bien su cometido: no somos más felices gracias a ellos, vemos cómo el mundo tiende a sucumbir más y más en un caos, se hace necesario hoy día que cambie la estructura de la cadena de mando.

Hace poco vi un vídeo muy, pero que muy, interesante sobre una youtuber que está muy bien documentada sobre iluminatis y sectas. Nos habló en ese vídeo sobre la disidencia controlada; en mi jerga el equivalente al juego que llevan a cabo las negras pero, por cómo lo explicaba ella, daba a entender que ese era el juego de las blancas..., no le puedo culpar porque, ciertamente, es un tema complejo y, al mismo tiempo, se puede mantener esa afirmación siempre y cuando definamos con claridad qué es disidencia controlada exactamante.

En mi libro la disidencia controlada se presenta de forma clara y expresa en un capítulo de la zona infrarroja. Esta manera de enfocar la definición choca frontalmente con la idea que solemos tener de lo que es la disidencia controlada, por ello voy a evitar ese término y, en su lugar, usaré la expresión invitar a dormir en oposición a despertar.

En mi novela, el despertar es un término que no se usa expresamente, pero aquí nos ayudará a comprender cómo hay una facción que se dedica expresamente a evitar que despertemos. Sin ir más lejos, uno de los personajes principales, al comprobar cómo todos sus compañeros de clase de sentían muy todopoderosos, estuvo recriminando a otro personaje que se hubiera soltado la lengua.

Aquellos que trabajan para los intereses más oscuros, se preocupan de que la sociedad pueda vivir en paz y armonía con las reglas ya preestablecidas. Son, por así decirlo, como los servicios de inteligencia de un país: su objeto es que los civiles puedan hacer vida normal, sin que sean conscientes de los peligros que corren. El mundo en el que viven es el amuleto que les protege de la realidad.

Aquellos que trabajan para los intereses de la luz, se preocupan de que las personas no se conformen con lo que tienen, y que puedan ser más protagonistas de su propio destino. Para entender que este camino es más propio de ascetas, hago referencias a la manera de dar con la salida de este mundo: mediante la meditación, la posesión de espíritus, la muerte misma y el hackeo de la realidad.

De las cuatro formas, en donde más hago incapié, haciendo uso de analogías, es con el hackeo de la realidad. Por tanto, si una persona se hace con uno de esos cuatro caminos, entonces despertará.

El problema es que en la meditación y en la posesión uno se deja llevar, en la muerte y el hackeo es muy fácil acercarse a puntos de no retorno, igual que en la posesión y en la muerte el sujeto se ve a merced de las circunstancias. Por eso, en mi novela, el despertar no es una buena idea para legos.

Por otro lado, cuando se ha hecho una jugada desde el dual, se corre el riesgo de destruir el universo entero. Eso es lo que pasa cuando se juega con el espacio-tiempo. 

Nosotros os protegemos, y a vosotros os gusta porque nos seguís el juego.

Visto así, las negras no son tan malas...

La cosa es, ¿debemos cambiar las cosas? ¿Tenemos derecho a hacerlo?

En esta novela nos encontramos con personajes que desempeñan un papel que parece que no repercute demasiado con las circunstancias, sin embargo afecta al desarrollo de toda la historia y, por encima de todo, a la trama personal que vive ese personaje. Cuando un lector quiera interesarse con la historia de un personaje, comprobará que se ha procurado evitar personajes planos o superficiales. Es por esa razón por la cual la historia tiene mucho desarrollo para tan pocas explicaciones.

A mi juicio, lo peor que puede pasarle a más de uno es convertirse en un peón desconocedor de los intereses para los que trabaja, en una arpía, una criatura que vuela y divaga, que se deja llevar por sus instintos, que siente y se vuelve histérica, desconocedora de la realidad y del mundo en el que vive, un engendro que se mueve dejándose llevar por los intereses ajenos, sin saber que sus pasos son muy limitados... 







Pero en mi novela los hay que se ubican en una posición clave y se convierten en un referente para todos, sin percatarse de que el cumplimiento de órdenes que no son lícitas puede tener un precio, se enclavan en su posición y repiten constantemente el papel que les corresponde, son como torres pesadas y duras, de un valor increible para las piezas clave, pero que, en el fondo, no son más que estatuas, pilares que se quedan fijas con sus Principios, Principios que les hacen inamovibles pero que, en manos de los estrategas equivocados, pueden provocar que les empujen a una dirección opuesta.

En este juego no hay ni buenos ni malos. Pero es posible encontrar esa figura que se salta las reglas y que intenta visualizar el mundo rompiendo los esquemas de los rivales. Con enorme brillantez, se mueven como un caballo, abriendo puertas que, en principio, debían estar cerradas. Se valen de pasarelas, bypass, activan y desactivan partes..., pero corren el riesgo de ser reprendidos en el mismo instante en el que tensen las reglas a algo insostenible: juegan con fuego.




Para evitar los caballos, siempre hay una figura que acostumbra a predicar y a mantener lo políticamente correcto, defensores del áscesis podrían ser la salvación de los caballos, son los alfiles, y también en mi novela se podrá apreciar alguno.


Estas piezas claves sabemos qué tipo son por su comportamiento, por cómo se mueven en el tablero. Cuando tienen por objeto proteger diremos que son negras, si el objeto es cambiar las cosas diremos que son blancas

Como pasa en las historias de amor, se pueden desarrollar las historias de dos maneras: o protegiendo el velo de la realidad (comedia) o luchando contra la realidad (tragedia). Se puede romper los esquemas mediante el sarcasmo y crear un hilarante drama (El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha) o una dramática comedia (La vida de Brian).

Nos puede gustar Forest Gump o preferir En el nombre del padre. De las dos versiones que salieron a la vez: Dreamworks nos ofreció Hormigaz (el enemigo en casa) y Disney nos ofreció Bichos (el enemigo fuera de casa).



En ocasiones una misma historia tiene dos lecturas y, dependiendo de lo que nos toca vivir nos corresponde inspirarnos de una manera o de otra.

Las clases y la estructuración es lo que nos ayuda a organizarnos y elevar las espectativas.



miércoles, 21 de octubre de 2015

Fraude...

Y tras varios días de investigación, compruebo que no puedo evitar la explosión combinatoria para el sharp..., una vez más. No valen atajos, no valen técnicas o averiguaciones..., 
el principio de inclusión-exclusión es a todas luces inalterable...

Volviendo a la realidad, y a la aceptación de los algoritmos de aproximación..., ojeo por Internet y me encuentro esta bazofia:


Al parecer este vídeo es un reclamo de algo muy turbio. De hecho, la fecha en la que se subió el vídeo por primera vez a Youtube coincide con una fecha muy especial para este libro y para el ilustrador Solux, como el último vídeo que le enseñé de los iluminatis se lo tomó muy a yuyu, mejor no le menciono según qué casualidades, que el pobrecico no está para sustos...

El caso es que me pongo a jugar como si fuera un hacker más a ver si descifro algo..., se ha extraído mucha información que el autor dejó en el vídeo..., entre otras cosas una posible imagen de la víctima del torturador de Boston que menos encajaba con el asesino oficial..., suena muy a yuyu..., espero que no sea una reivindicación.

Se podía leer en morse un mensaje muy explícito, bien podría significar los diez meses que perdió de jovial vida un famoso hacker que robó un modelo de la máquina Enigma 312..., así que, ni corto ni perezoso se me ocurrió que..., bah, ¿por qué no? Cojo un código que se lee ahí, lo paso por el enigma y leo lo que pone tras configurarlo con el código de cuatro letras explícito que ahí ponía...

¿Y qué saco en claro? HAZM TD... Si fuera un mensaje de móvil por parte de una novia..., tendría un significado muy explítito..., pero no. Cuando todas las señales apuntaban a Enigma, resulta que no hay manera de descifrar nada ¿Saben a lo que yo llamo esto? ¡Un fraude! Y eso es de lo que voy a hablar ahora.




En mi novela, para cuando todo termina, el planeta sufre un tipo de contaminación masiva..., como si fuera una de esas películas de zombies más modernas, tienen que hacer aparición los de los trajes. Y es que el supervillano está volviendo todo el mundo hecho unos zorros.

Muchos siempre se lo preguntan, los tebeos típicos de supervillanos suenan muy fantasiosos por la sencilla razón de que un supervillano no gana nada pretendiendo destruir el planeta, pues entonces, ¿dónde viviría él? Entonces es cuando aparece el supervillano recreado por Samuel L. Jackson en Kingsman..., no siempre los supervillanos son tan fraudulentos como parecen.

La K de Kingsman girada para que parezcan unos cuernos..., efectivamente, no hay significado - sólo estética.
El fraude es cuando se espera que un supervillano se tome varias molestias en enviar mensajes para que entonces el prota vaya descifrando..., como en la Jungla de Cristal 3... Es un tópico de los malos: cuanto más inteligentes más brillante debe parecer las ideas de ese bueno que necesita que le explique con claridad las cosas.

Sin embargo, y eso pasa en mi obra, en ocasiones los malos intentan cosas - y no les sale. Los planes no salen a la primera tal como estaban planeados o como debiera..., se tiene la idea de que iban a tener cierta relación el chico y la chica y, al final, resulta que la historia consigue acabar dejando proyectos a medias..., ¿se llegaron a plasmar tales proyectos en cierta manera? No me preocupo de dejarlo claro. Cada lector que tome sus propias conclusiones.

Algunas señales están tan mal que provocan muertes. Lo normal es la desidia, no la intencionalidad.
Los planes pueden ser muy enreversados. Como los que se presentan en la película Desafío Total, la primera versión. Donde ya de por sí el plan era complicado y, como es lógico, va mal y se enreda; todo hasta el punto de que la película acaba con un doble final. 

El caso es que, tras semanas de investigación voy a tener que conformarme con el premio de la consolación en mis investigaciones tecnológicas; esto es porque, cómo no, yo también me equivoco. Pero la novela, por lo menos, tiene cierta intencionalidad: los personajes se enfrentan entre sí y cometen errores, se levantan, se cuestionan..., no son perfectos, pero son puros. O al menos procuro que lo sean.

Dentro del mundo del fraude están los contaminantes, he evitado ese tipo de personajes. Un contaminante en realidad es una persona que se equivoca y, debido a su mezquindad, no quiere admitirlo y, para ello, crea una escuela con todo su orgullo: crea un cúmulo de ideas alrededor para dar a entender que el problema está en torno a esa persona..., que los demás deberíamos de ser así.



Las personas contaminantes intentan centrar su atención con maestría hacia temas que no tienen nada que ver con el problema, de manera que parezca que sí es lo importante. Entonces, para desviar la atención, son capaces de señalar con el dedo a los que le estorban y llamarlos tóxicos.

Ya en otra entrada mencioné la necesidad de distinguir a los tóxicos de los intoxicados, igual que no debería de confundirse a un loco con un enfermo mental (el segundo requiere ayuda). Los contaminantes son los que intoxican, los que pervierten la razón por la cual las cosas no funcionan para dar a entender que la víctima es en parte responsable.

El gato que está triste y azul..., nunca olvida que fuiste mía.
En mi novela la Luna representa el recuerdo de un fraude, cómo aquellos que son más venerados en realidad viven de la contaminación. Al mirar la Luna uno de los personajes recuerda con tristeza aquello que lo convirtió en otro fracasado. Y es que una luna representa mucha melancolía, pues lo que oculta detrás es el hueco que se hospeda en el recuerdo ante una forma que no tiene cabida en ella.

Es muy fácil dejarse caer por las mentiras de un experto cuyo lenguaje es demasiado complejo como para cuestionarle. Sin embargo, ya lo decía Wittgenstein: ¿qué es lo que hace que creamos que tenemos un cerebro? Pues, si va a ser gracias a los expertos, entonces no será porque nos convencieran con su jerga, sino por los hechos.

Esconder el pasado, reconstruir una jerga basada en el indulto, la amnistía...
Toda esa gente es un auténtico Fraude. Podemos equivocarnos con pureza o podemos no ser consecuentes. Cuando pillan a uno de los personajes en mi obra, éste lo admite..., hay que admitir los fallos. Cuando ya no hay camino para avanzar hay que admitir las limitaciones. Siempre es posible continuar las investigaciones por otras vías, descubrir alternativas..., pero donde hay un muro que bordear lo primero es admitir que está el muro.

Por esa razón en mi obra también hay casualidades que son motivo de susto por parte de algún personaje..., como si las cosas fueran incluso aún más rebuscadas de lo que pretende la propia obra. Pero el mundo, incluso en la novela, es mucho más sencillo: cuando toca una casualidad, es una casualidad. Nada más. Como se dice en bocas de una pitonisa: la suerte en ocasiones intenta llamarnos la atención.

Porque, ¿qué es tener suerte o no tenerla? ¿Qué significa equivocarse? ¿Qué significa estar mucho tiempo investigando y acabar defraudado? ¿Qué significa entrenar durante mucho tiempo para las olimpiadas y acabar ganando la jodida medalla de plata?


Si decimos que el ser humano adopta sus decisiones dentro de cuatro dimensiones a lo largo del tiempo, no estaremos engañando a nadie: el cerebro ocupa tres dimensiones espaciales y, además, estas dimensiones pueden estar relacionadas con una carga electromagnética..., es como si fuera una cuarta dimensión. La consciencia, por tanto, va generando instantáneas espacio-magnéticas a lo largo del tiempo..., si sólo repercutieran esas cuatro dimensiones (y no lo sé) significaría que ante la instantánea de ver el resultado en tres dimensiones, en la dimensión electromagnética albergaríamos eso a lo que muchos llamamos suerte.

Adquirir una experiencia a lo largo de los años cargará el cerebro con un conocimiento, un talento. En informática sabemos que sólo se puede almacenar cortocircuitando o entrando en un ciclo de histéresis a través del electromagnetismo. Es decir: o destruyes en el espacio tridimensional un material o intentas emitir una señal electromagnética.

Los músculos del cuerpo reaccionan al unísono gracias a una orden síncrona del cerebro que ha sido entrenado para que las neuronas del músculo puedan sincronizarse y ofrecer el máximo rendimiento. En mi novela presento un juego de tres reglas que consiste en hacer caer al contrincante: no es un juego de suerte, sino de engaño. El engaño es la capacidad para doblegar la realidad a tu favor dentro de las reglas establecidas. Bien podría considerarse un deporte, pues los contendientes estarían limitados por unas reglas que permiten el que se especialicen.

Cuando tenemos, también mencionado en la novela, un juego como el valetudo, éso no puede ser un deporte. Porque los contendientes tienden a matarse entre ellos, no se pueden especializar en ese deporte. Igual pasa con la lucha libre televisiva, que no es más que bailoteo - todo fingido.

Al final, si es cierto que hay una dimensión a nuestro servicio, no es de extrañar que pueda haber incluso extensiones de nuestro cuerpo que lo atraviesen..., o incluso hasta criaturas que puedan afectar a nuestra suerte, nuestra vida o muerte...

La parca versión japonesa siglo XXI

Y al final, ¿qué nos queda con todo esto? Pretender jugar una partida de ajedrez con la parca para intentar ganarla. Pero, tarde o temprano, la suerte estará de su lado. Es inevitable porque ella tiene registro de todo cuanto sucede, como se explica en la parte de la novela en la que el alma de un muerto se divide en tres, una de las partes tiene registro de toda su vida, y es muy engañadora. Quien se deje llevar por los registros de su cuerpo, el libro de Thot, su ADN, los sesgos cognitivos..., entonces sucumbirá al vicio, al fraude, la intoxicación, la pérdida de la voluntad..., el sometimiento de la conducta y la muerte en vida: la pérdida del báculo, acabar en el esperpento - volverse un imbécil.


Esta película tiene un final que hiela la sangre, muy cristiana, pero no por ello falto de simbólismo.


martes, 20 de octubre de 2015

Rimas sueltas



No era una niña que lucía 
No era porque no quería
Sólo porque siempre solía
jugar con mucha algarabía.

Ven vamos conmigo y salta
desde esa Bali hasta Malta
aquí si el desdén se asalta
prueba la torre más alta.

Te colocas este aparato
juegas solo conmigo un rato
una partida y te mato
prende ya al duende y al gato.

No merecía un tortazo
la crueldad ha hecho del trazo
prendas rotas de un zarpazo
conmigo es un gran mazazo.

En ocasiones deseamos
ocasiones que si os amamos
deseamos borrar amos
muchos los imaginamos.

Están por ahí pululando
merodean como andando
menudean comandando
ningunean aun estando.

Ten cuidado niña inquieta
desdén y alerta la bragueta
pues abierta no te respeta
sabes cómo ella se repleta

¡Cómo te dejas engañar!
se sabe que lo va a intentar
las niñas lo van a cazar
traen para verlo atrapar

Con un cebo caerá
esa niña lo atrapará
no habrá forma y llorará
podrá fingir, suplicará

Porque aquella de quien hablaba
siempre era dura y lo trataba
supo llevarlo y lo cuidaba
estar atenta por si andaba .

Lucía aprende lo que sabe
apunta todo lo que cabe
y afilada como un buen sable
siente una puerta que se abre.






lunes, 19 de octubre de 2015

El Principio Fundamental de la Manipulación

Entran ganas de escribir cosas cuando las titulas con un título como como éste...,
 quizá me veo con más ganas porque ya estoy terminando cierto proyecto...


Sin ánimo de insultar, en éste mundo existe un cierto cúmulo de personas a las que podemos tildar de auténticos imbéciles. No se trata de un insulto cuando lo digo yo, sino de una calificación perfectamente medida y muy bien estudiada.

En otra entrada creo recordar que introduje el término, como así creo que es expuesto en mi novela: el imbécil es una persona que no tiene criterio. Ahora bien, para no tener criterio hace falta tener la oportunidad de disponer de él y despreciarlo. Es por ello que, dentro de mi filosofía, considero que el imbécil es una persona que ha adquirido una educación a la que no ha dado provecho.


Esto quiere decir que, cuanta más educación desaprovechada más riesgos corremos de volvernos imbéciles y, sí señores, no hablo de estudios inútiles como el coeficiente intelectual, ni alteraciones posiblemente innatas, como pasa con el autismo o el síndrome de down...

Ser imbécil ubica al sujeto en una situación ética reprobable, pues durante un tiempo estuvo en una situación privilegiada que, lejos de aprovecharla, la ninguneó y, ¿bajo qué criterio? esa es la cuestión: bajo ninguno en cuestión realmente (aunque éste se piense lo contrario).


Hay valores rellenos y otros que están huecos. En mi novela hay personajes que tienen una vida hueca y sin sentido; concretamente dos, pero uno está muy formado y el otro es aún joven. Ha sido mencionado en mi novela por distintas vías la enorme facilidad que se puede llegar a tener para gobernar sobre aquellos que no tienen ninguna clase de criterio para actuar como actúan. 

Y es que, efectivamente, esta entrada la voy a dedicar a la dominación: la capacidad que tienen muchas personas de conseguir ser dominadas por un tercero, ya que se trata de una capacidad pasiva, la actitud la tiene la víctima frente la aptitud del dominador.


Como si fuera un mero edificio el dominador hace acto de presencia, se ubica en lugares estratégicos como el cocodrilo cuando deja la boca abierta a la espera de que su víctima se deje atrapar. Y la cosa es que las víctimas que más se dejan atrapar son justamente las que posicionan sus puntos de vista como si fueran máquinas: o cero o uno.

No hay que confundir tampoco a los imbéciles con aquellas personas a las que no les va bien en los estudios. Una de las cosas que también son mencionadas en mi libro es la distinción entre los que usan el lado derecho del cerebro de los que usan el lado izquierdo, para así reflejar distintos tipos de aptitudes para las que están hechos los personajes en cuestión.

Es imposible que dos personas con cosas que decirse piensen igual, salvo que sean imbéciles.
Efectivamente, cuando se trata de dominar a una persona, bien puede alguien que sepa cómo se hace, aprovechar las limitaciones de criterio que se tiene para suscitar memes o comportamientos zombies de manera que pueda ser colocada, como si fuera una ficha o estatua, en una posición estratégica del tablero o juego del ajedrez.

En un capítulo del infrarrojo menciono unas reglas de lo más siniestras sobre cómo jugar a lo que llamo el ajedrez cuántico, donde dependiendo del color de la casilla donde se encuentren las fichas las reglas pueden provocar un control de las piezas enemigas, desapariciones forzosas, etc... Es muy fácil hacer cambiar de camisa a quien se aferra a un concepto como si fuera lo más importante, como una reseña de pertenencia máxima.


El truco para que se cambien de camisa es no diciéndoselo: dándoles de comer aquello que les contradiga, ubicándoles en la misma posición que otros colegas suyos exactamente iguales para ver cómo éstos repiten exactamente la misma cosa en cuestión... Cuando tienes identificadas las piezas, y el perfil de una pieza se mide por cómo se mueve, puedes empezar a jugar a esa versión que mencionaba... 

Un personaje explicó que para saber cuál es la forma hace falta estudiar el movimiento y no la perspectiva
La perspectiva que refleja el mundo en donde nos sumerge el dominador nos permite adivinar cómo escapar de ahí, pero ese es el papel de las enredaderas de la luz y el rayo. Aquellos que buscan la verdad se escapan de la noche para descubrir los entresijos del mundo donde habitamos todos. Éste es un poder muy activo, pues es la actitud de quien quiere doblegar a la mentira.


Sólo unas palabras y se debe someter. Esa criatura no doblegará a los débiles. No está autorizada.
Pero aquel que no dispone de herramientas para no ser sometido será el primero en decir: "yo nunca seré dominado", "sé que ése es un desinformador", "sois unos borregos"...

¿Acaso es fácil saber cuándo el que nos llama imbécil no es como aquel que nos llama borregos? Mi apreciación es muy sencilla: uno de los dos no será capaz de mantenerse en su argumentario. Uno de los dos no será capaz de justificar sus ideas y hacer que todo cuadre. Uno de los dos se valdrá de dogmas y más dogmas que, lejos de simplificar y hacer que toda la realidad cuadre, sólo servirá para complicar mucho más el mundo vivido.

Pero no hay que pensar que realmente el que es consciente de lo imbécil que es el otro lo va a tener todo más fácil.


Lo normal es que haya que luchar mucho para que se den cuenta de que están siendo controlados porque, efectivamente, tienen un chaleco puesto y se sienten muy a gusto con él. No son conscientes de que el lenguaje y el uso de la razón les convierte en presa fácil de quienes usan el lenguaje artístico..., y a la larga serán ellos los que se sientan frustrados. Porque la tendencia es para los buenos: la Justicia siempre prevalece.


Es por ello que los amos del mundo necesitan valerse de los trolls que les interese. Debido a que últimamente Putin está jugando muy pero que muy bien su baza, el bando de Obama ya ha comenzado, desde hace tiempo, con la censura a los medios pequeños: hacen una selección de qué trolls son los que les conviene incitar.

Igual que pueden dar material a algunos que les condenen, para así alimentar el meme que les hace más fuertes, hay otros a los que conviene frenar para que no alimenten a los enemigos de sus aliados.

Pero, en el fondo, se atreven con los que tienden al 0%-100%, esto es, a los más bipolares. Esto es porque el bipolar tiene alianzas débiles y malos recursos para argumentar. Se convierte, por tanto, en un mal estratega incapaz de emitir luz por sí mismo o misma.

Así que el Principio Fundamental de la Manipulación es que no hay marioneta si no existe el hilo que la mueva más allá de donde ella quiera ser movida.






Ya vale por hoy, no olviden discrepar y comentar...