viernes, 19 de febrero de 2016

La Verdad os hará resilentes, pero no Felices.

Lo he estado pensando
¿es ético publicar algo como ésto?
¡Hay tantas cosas que no tendrían porqué saberse!
Hoy hablaré del amor provenzal


El comportamiento natural en el ser humano consiste en practicar el coito por el mero deleite, así podemos observar en los pueblos naturales que, efectivamente, los lazos familiares no son más que meros instrumentos sociales que desvinculan a los individuos de alcanzar sus metas y ambiciones para entender la Felicidad.

Sin embargo el buen uso de la razón, combinado con la literatura, consiguió hacer desarrollar un género literario, llamado el amor cortés, que empujaba a las sociedades civilizadas a entender su moralidad a partir de códigos de conducta estandarizados.


Ese tipo de visión provocó que los individuos necesitaran sentir un apego muy profundo hacia el egoísmo amoroso, para convertir el amor en un valor adicional. Como si fuera un valor importante. Y claro, inicialmente ese valor debería ser objeto más propio de mujeres: las mujeres para alcanzar la Felicidad debían encontrar varón. O al menos así parecía más lógico, dentro de esa farsa.

Pero no nos engañemos, no es que los varones entretejieran una red conspirativa contra las mujeres para poder someterlas. La cosa es tan simple como que hombres y mujeres se embelesaron de un meme muy hermoso: la idea de que las personas se aman, y que ese amor es lo auténtico.

Y, en cierta manera, no se equivocan. El enamoramiento existe. La obsesión hacia la misma cosa también. La nostalgia de ese amor y la complicidad son sensaciones positivas. Es decir, se puede montar unos esquemas bastante válidos al respecto.

¿Para camuflarte enseñas el ombligo? Ya sé cuál es tu presa.
Las sociedades están llenas de arcontes, o estructuras racionales falsas, que adoptan vida propia, con sus propias intenciones. Ese arconte al que llamaremos amor es como un dios muy peculiar, es mucho mejor que el dios de las emociones, que ocupa los medios de comunicación, pero suelen entrar en conflicto el uno con el otro.

Mi novela es una historia de amor. En Luces y Espectros los protagonistas intentan entrar en ese juego, pero las circunstancias parecen ir en contra de los amantes. Se trata de la misma jugada literaria para hacer que la historia sea más emocionante: igual les pasa a los enamorados, se enamoran cuando comparten emociones fuertes, porque en realidad lo que están viviendo es la falsedad de un recurso literario.
Si el amor es una trampa viciosa, la resilencia es un obstáculo
Pero el asunto es que, por muy resilente que sea uno de los protagonistas, éste también acaba siendo víctima de intentar adivinar o entender si lo que siente es eso a lo que llaman algunos amor.

La resilencia es lo que empuja a las personas a mantener su propio rumbo individual que les suponga el máximo beneficio confiable y egoísta. Los psicólogos que adoptan esta palabra suelen intentar evitar un sinónimo suyo: sociopatía. Vivir al margen de las redes marcadas por la sociedad puede convertirte en un anacoreta inmune a los errores propios de la conducta general, pero también te excluye de la sinergia y de un posible pacto social inherente en el calor humano.

La resilencia, por mucho que lo repitan, no es un valor necesariamente positivo: en psicología se estudia el comportamiento, no se hace juicios de valores ¿Acaso pretenden crear un nuevo arconte?

En cualquier caso, la moralidad religiosa, a golpe de castigo continuo, estuvo constituyendo una idea de amor fraternal, familiar, de enamorados..., hasta el punto de quedarse al margen de todos los problemas amorosos. La iglesia católica trascendía con resilencia a los matrimonios siendo ellos los que juzgaban, sin ser juzgados.

Pero claro, ¿qué es lo que se puede esperar de una persona que no quiera entablar relaciones con una pareja o que no quiera sentirse invadido por los medios de comunicación y su cultura violenta? No hay que olvidar que si bien una corrida de toros es una barbaridad, el llevar a los niños a ver a los payasos para que luego éstos observen la tortura de un toro es incluso peor..., ¿pero por qué? Porque se insensibilizan. Se vuelven en algún aspecto más sociopáticos. Habrá algunos pensamientos a los que jamás llegarán.

Abogar por la libertad de expresión mientras se somete el pensamiento de unos niños es de una hipocresía flagrante.

El pensamiento domado por darle concesiones al domador. Al que se cree artista.
La cultura tiene un único objetivo: trasgredir el pensamiento, que es lo contrario de someterlo. El mismo mensaje en diferente contexto, o a diferentes destinatarios, puede pasar de una genialidad a un mensaje tóxico. Hasta ahora la literatura ha conseguido crear en la civilización occidental, y ésta ha expandido el concepto a todo el planeta, una idea trasgresora para el ser humano: el amor. Una idea que ciega sobre unos aspectos y que beneficia en otros. Si he escrito esto es porque creo que la gente debía saberlo.






Ya basta de tanto dogma
quiero vuestras aportaciones




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