Microrrelato: El montaje
Dentro de las estúpidas relaciones que hay entre colonizadores y pueblos salvajes podemos encontrarnos con peculiares montajes ideados con el fin de que los siervos de esos pueblos puedan avanzar hacia la corriente escéptica. Con el fin de no descubrir a los amos en el planeta y, al mismo tiempo, darles el máximo apoyo posible, se suele aplicar el protocolo maniobra inversa (por supuesto tiene otro nombre, pero a efectos prácticos la llamaremos así).
Consiste en enviar un robot a un área neutra y solicitar una entrevista con oficiales de los pueblos salvajes. El objeto es montar la entrevista como si fuera antigua y dándole unos cuantos aspectos tétricos. Si se consiguiera hacer un montaje demasiado realista, entonces todos los miembros del área neutra serían aniquilados.
Es por ello que existen unos estándares que se deben seguir (los estándares de mercadeo, para causar impresión sin demasiado cachondeo - la rima es mía). Muchos han criticado tales estándares, es conocido lo ocurrido en el planeta Persei, y ha servido de precedente para generar críticas muy notorias sobre la conveniencia de este tipo de actividades. Los llamados ontologistas suelen defender este tipo de posturas: consideran que la realidad contiene substancia y, por tanto, cualquier montaje no puede ser considerado válido debido al descontrol de la mentira.
Conocidos filósofos que predicaron en Nuevapersei, como el doctor Far, reclamaba que los ancianos no serían capaces de resarcir las incongruencias marcadas por los maestres que fueran víctimas de tales engaños. Al fin y al cabo, la teoría del caos ilustrado, que dice que todo poderoso sometido a su ignorancia, provoca perturbaciones en la cronología universal y la coherencia espacio-temporal, acaba sentenciando cuando lo combinamos con los ontologistas que, efectivamente, una de las razones primeras de por qué algunos pueblos no pueden avanzar es porque parte del caos que viven en propio mundo proviene de las mentiras generadas por los montajes que se crean para abrir sus mentes.
La confederación no hace eco de las proclamas de Far, sin embargo en lugares como la Tierra la raza felina, ardua defensora del ontologismo, hasta el punto de ser capaces de matar a los que se manejen con farsas, viene proclamando el derecho de obsolescencia a los estándares que, por supuesto, no autorizan en su guardería.
Por su parte, no es de extrañar que, en ocasiones, deban aceptar los protocolos marcados por la confederación o, en su defecto, que no puedan iniciar ninguna clase de conflicto con el pretexto de la aparición de tales encuentros. Al menos, con el fin de que los que llevaron el montaje, puedan librarse de su expulsión definitiva (debido al pacto de no agresión mutua -pacto 23-, cogido a juicio de muchos por pinzas) estarían obligados a manifestar verdades, como asegura el protocolo.
Sin embargo, ¿quién se fía de un zetiano que se hace pasar por terrestre? ¿cuáles fueron las preguntas pactadas para hacer prevalecer su guerra fría contra los humanos? Muchos defendemos que el día en el que veamos a un gato hablar por televisión, hasta los más eruditos se sacarían sus propios ojos de las cuencas.
Registro 636b12 :: 245.23.43.42: JMDR. El montaje
Que tengan un buen día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario