Prepárense para la buena
hoy voy a hablar sobre
el comportamiento civilizado
más conservador que existe:
los finales de miedo
Correa está cantando. El primer día empezó fuerte, el segundo suave. Los fiscales le están dejando soltar prenda, sin interrumpirle demasiado; sin cortarle el rollo. Es un clásico de los buenos interrogatorios: dejémosle hablar..., que hable. Si tiene ganas, que continúe por esa senda. Somos nosotros los que decidimos si tenemos suficiente.
Y, efectivamente, por el momento Correa ha soltado detalles muy morbosos, muy tétricos..., pero no nos ha contado el final..., ha dejado muchos flecos sueltos, y la historia no puede acabar ahí. Para cuando Correa pierda todo el fuelle, y deje de cantar porque ya se haya cansado de ser el number one, entonces empezará lo bueno: la fiscal sacará el arpón y empezará la caza mayor.
En 1982 apareció una película en los cines. Se llamó White Dog, era una película del género del terror. Yo voy a ponerla como ejemplo de una película a la que le faltó un detalle. En ocasiones podemos comprender cómo se comporta nuestra civilización a partir de recursos artísticos que se quedan impresos en las historias que se cuentan. Ésta película, según interpreto, se quedó ausente de uno de esos recursos, razón por la cual no consiguió el éxito que sí obtuvo otras como Pesadilla en Elm street, Viernes 13, Critters, etc...
La película consistía en un perro al que habían entrenado para matar gente negra. La película pudo haber sido como Tiburón..., sin embargo se parece más a Pesadilla en Elm street, pero a falta de lo siguiente que os voy a contar.
Imaginen que nos creamos una película de miedo. Consiste en un policía fantasma que va matando a adolescentes. El coche patrulla también es fantasma, no posee ningún número de matrícula, así como el propio agente de policía. Detrás de la historia, podríamos añadirle que a este hombre le mataron a su hijo unos antidisturbios en una manifestación pacífica - tras abrirle la cabeza y morir desangrado. Así que desde que se suicidó al no recibir apoyo de sus compañeros, reaparece como fantasma para acabar con los descendientes de sus compañeros.
Hasta aquí sería muy parecido a la historia de Freddy, así que podríamos añadirle una música como en Tiburón (para generar un encanto de depredador sexual dentro de la inopia en mitad de la calma de la noche), los adolescentes podrían ser compañeros que se ríen de los manifestantes, menos el protagonista, que será de los que sobrevivirán hasta el final para intentar acabar con el fantasma - tras usar los artefactos dejados por su mejor amigo que, sorprendentemente, se había vuelto satanista en los últimos días debido a su loca teoría del policía fantasma...
Así tendríamos todos los elementos necesarios para conseguir una película que dé auténtico miedo, y se convierta en un bombazo: banda sonora, un uniforme que da miedo, una historia... ¿cuáles son los estereotipos (tópicos o pautas de conducta) en los que me he basado para elaborar la historia de esta manera? ¿Qué aspectos son susceptibles de ser quitados y, no por ello, la historia perdería fuelle?
Imaginad lo mala que sería la película si fuera un guardia civil fantasma que mata a vascos ¿Qué regla se ha trasgredido?
Debe haber un motivo. Algo que empuje a hacer que haga lo que haga. |
Los polos no atraen en las historias. Debe haber tonos pastel. Los malos no pueden ser supermalos, ni las víctimas tan inocentes. La gente odiaría ver la película si ve cómo los que nos caen bien mueren de mala manera. Lo hemos visto, por ejemplo, en La casa de cera, que podría haber sido una muy buena película, si no fuera porque se les olvidaba que a los que nos caen bien no les puede pasar nada malo. Existe una moralina en ciertas películas de miedo (no todas), que son la razón por la cual acaban siendo un éxito. Ni el protagonista puede quedar mal haciendo cosas torpes, ni tampoco aquellos que actúan de manera correcta merecen ser víctimas del malo.
Cuando se incumple esta regla, automáticamente nos vemos obligados a tener que reconstruir todo un estereotipo de historia desde el comienzo: estereotipo-originalidad-justificación.
Esto es, cuando se crea una historia:
1. Se decide a qué se va a parecer la historia. El estereotipo, pauta de conducta, arconte...
2. Se rompe algunos aspectos de la historia estereotipada.
3. Se justifica mediante otros esterotipos dichas rupturas.
Al final, para construir una historia, sólo necesitamos saber reconstruir por cada regla rota, tres en sustitución, para luego decidir cómo montar la historia de manera subjetiva.
Romper una regla es como añadirle más recovecos a una historia |
En definitiva, contar historias desde un plano subjetivo es como disponer del triángulo de Pascal que se ve en la imagen anterior, partir de uno de los vértices de uno de esos triángulos, saber que no puedes pasar según qué vértices y pretender acabar en otro vértice específico.
En ese tipo de laberintos o grafos, el camino más corto es tan costoso de encontrar como el camino más largo, razón por la cual es aconsejable construir aeropuertos siguiendo los esquemas del triángulo de Pascal, o crear Tours de viaje intentando encajar los distintos puntos dentro de este fractal.
Es decir, contar historias con este enfoque hace que se puedan alargar todo lo que uno quiera sin ningún problema.
Directo a la boca del lobo |
Por esa razón sé que la declaración buena llegará el Lunes. Porque veo que está perdiendo fuelle desde su última declaración..., y ya se está cansando. Entonces la fiscal le cogerá por banda e insistirá en detalles que tengan valor para la fiscalía..., y no esos desvíos de atención. Correa insistió en que nunca hizo negocios de narcotráfico en Colombia (a cambio de centrarse en sus negocios en Venezuela) - cuando se sabe que el PP sí tenía ese tipo de trapicheos... Así que queda muuuuucho juicio por delante y muchas mentiras por aclarar.
Creo que dejo muchas cosas por decir
lo cual está bien
quiero vuestros comentarios
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