Hace casi dos décadas tuve un sueño
había un punto de realismo que no había vivido nunca
era una extraña pesadilla.
El destino ha provocado que pase hoy día
la mayor parte de mi tiempo
en el barrio desde el que presencié el suceso.
Había caído la ciudad. Los momentos de quietud eran aprovechados desde la Cofradía del Pescador donde, como vengalas, se aproximaba un enorme misil que acababa en un triste estruendo. Miraba a mi izquierda y a mi derecha. Estaba solo. Tenía la sensación de que todo lo que había perdido quedaba atrás, sepultado. Ya nada lo reclamará. Los años han caído y mirabas en mitad de la noche la silueta de lo que fue una hermosa ciudad portuaria. La ciudad de Cartagena fue asaltada y, ahora, nos bombardean.
Mientras observaba el Castillo de los Patos, las ruinas iban dejando ver las mellas de la colina sagrada que le daba forma. La presuntuosa artillería de la ciudad ya jamás se defendería de un ataque aéreo, pues fue por tierra como fue tomada por las tropas nigerianas. Camiones que atravesaban el arsenal, explosivos, civiles camuflados y acciones conjuntas que nunca supimos entender.
Mientras en otros países están preocupados por sus asuntos, en Cartagena las tropas nigerianas han conseguido abalanzarse e invadir las montañas. Han ocupado las bases secretas y se han instalado en nuestras cuevas.
Es de noche y los muertos se cuentan por miles, por el día somos nigerianos y adoradores de Allah. Ahora resulta que Allah es grande, pero hay algo que más me sobresalta. No aparecemos en los medios. Para el resto de España Cartagena sigue estando en España. Pero no, la verdad es que no hay iglesia que no haya sido arrasada, ni mujer a la que no le hayan puesto el puñetero velo.
Me gustaría pensar que están pensando en recuperarnos. Pero lo cierto es que nos han olvidado. Se han olvidado de que aquí hay personas y saben que pasándonos a fuego la ciudad se recuperará con o sin gente. La prioridad es frenarles, y si la gente supiera la verdad entonces ¿cómo podría dar la cara la OTAN? ¿Quiénes serían los verdaderos terroristas entonces?
He caído en la cuenta de que en la Cofradía tarde o temprano alguna bomba caerá..., me han dicho que no me asome, o los nuestros también dejarán escapar alguna bomba por aquí. Casitodos somos hombres y niños. No muchos niños hay, la verdad. Ese dictador amante del Estado Satánico tiene preferencia por niños y niñas.
Esto es del 2015 |
No puedo evitar sentir pena por los que ya no están. La noche se ha vuelto plácida de nuevo. Hay una cierta insistencia en que todo irá bien en cuanto nos centremos. Que, si de todas formas íbamos a morir, mejor en manos del enemigo que en manos de quienes dicen protegernos. Los medios van a acallar lo que ocurre, no habrá fotos, a los nodos de red se les hizo un cortafuegos desde hace varios días. Lo impensable es ahora la realidad, y la red ha borrado toda huella de existencia.
Se oye a lo lejos sonido de motores creo que americanos. Alguien grita..., "¡son los rusos!" A saber. Ni siquiera nosotros mismos nos preocupamos ya de nosotros.
Hay quien consiguió escapar. O eso pensamos. Pero no ha podido escapar muy lejos para informar de una verdad que a nadie le interesa. Tomados por locos, por las barbaridades que se escuchan, los que escapan se sienten obligados a no decir de dónde son..., o cómo son las cosas en su ciudad natal.
Este general que vocifera entre los refugiados es un loco para todos nosotros, pero infunde ánimos y razones de porqué nos hemos reunido. Por tierra nos lo quitaron, por tierra lo recuperaremos. Lo que jamás admitiremos es que nadie nos dé lecciones de cómo vivir en nuestra propia tierra.
A ver, señores,
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y que no suenen genocidas
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