miércoles, 9 de diciembre de 2015

Volviendo a mi libro

En estos últimos días he estado tocando temas de actualidad,
para luego asociarlos con mi libro..., no es difícil cuando esta novela toca tantos temas.

Uno de los temas que me gusta tratar son las historias épicas.
Y es que cuando uno cree que ya lo ha visto todo:


La novela Luces y Espectros trata sobre la vida de una joven de catorce años que acaba de descubrir que es poseedora de un enorme poder. Para poder darle formato de historia épica, me preocupo de incluir un mundo de lo más diverso donde cada personaje acabará entrelazando su historia con el contexto más general.

Supongo que ya sabréis que la saga de los Final Fantasy, hasta la versión XII exclusive, eran historias de amor. Es decir, en realidad el objeto de tales historias que eran contadas en un videojuego era sobre la relación de dos protagonistas. De forma análoga, y muy premeditada, mis protagonistas también afrontarán una peculiar historia de amor.

Cuando en los Final Fantasy era el varón el que se movía por ese mundo para intentar dar con su chica, en mi novela ella es la que tiene la intención y la actividad y, al mismo tiempo, quien chupa menos cámara. Todo está especialmente intencionado, nada se ha dejado al azar.

Igual que era lógico las tantas referencias que se hace a los videojuegos desde la novela, y ese personaje tan misterioso: Hansel, que parece tener un control absoluto sobre las consolas de videojuegos.

Esto es porque Lucía se va a sentir atraída ya sea por Gustavo como por Hansel y, al mismo tiempo, ambos guardan secretos que no confiesan absolutamente a nadie. Gustavo guarda secretos muy siniestros de su pasado que le convierten en un pequeño héroe, al mismo tiempo. Hansel también guarda secretos, pero muy maravillosos, y sorprendentemente no hace gala de ellos, lo cual le dignifica aún más.

Para los amigos de clase, Hansel es una especie de bocazas que alardea de todo; cuando en realidad no es así. Mientras que Gustavo es un tipo demasiado sensible que se preocupa por todos, ¿se equivocan?

Cuando jugué al Final Fantasy VII me asaltaron recuerdos del instituto, de compañeros que íbamos a manifestarnos, de unos motivos que, en ocasiones, eran para poder formar parte de ese grupo concienciado. De ver cómo algunos lo hacían para impresionar a sus amigos, como diciendo: mirad lo concienciado que estoy, lo bien que grito y lo alto que levanto el puño.



Al final es la prensa la que crea a los héroes. No es de extrañar que, en una ocasión alguien en nuestro centro hiciera una pintada: "Todos somos héroes". Eso provocó unos cuantos debates sobre la legitimidad de hacer pintadas así, e inspiró un capítulo de mi novela sobre el papel que desempeñan los círculos de las cosechas.

En las historias épicas aparecen muchos tipos de héroes, héroes que serán olvidados, incluso no serán ni contemplados. Por eso, cuando se lea la novela no se debería de leer creyendo que las palabras marcan el protagonismo: la novela está diseñada para que se puedan saltar partes, y aún así toda la historia no dejará de tener sentido.

Si queréis leer sólo sobre Lucía, o sobre Silvia, así como sólo sobre Hansel, o sólo sobre Gustavo, o sólo sobre Pedro..., todo eso es posible en mi novela, se pueden dar saltos y, una vez hecho eso, releerla si se gusta de hacerlo. Cuando se puede hacer algo así considero que la historia es épica.

Se hace épica cuando hay un mundo anómalo lleno de criaturas mitológicas, con una tecnología diferente, dioses que se enfrentan a los mortales, unos muchachos que tienen un trasfondo personal que desarrollar dentro de la gran trama, sabiendo que la historia principal de los protagonistas se mueve en un trasfondo político que les sobrepasa..., algo así ocurre con los Final Fantasy: la fórmula es la misma.

Muestra con orgullo su falta de autoridad
Pedro, Lucía y Silvia son los tres adolescentes que quieren saber más, así como Alejandro: el profesor de historia de arte.

Gustavo, Abigaíl y Hansel son los tres adolescentes que pretenden liderar el cambio, así como Tina: la profesora de Educación Física.

Pedro se valdrá de la logística militar, como ocurría en Final Fantasy VII con la palabra SOLDADO, las palabras están cargadas de un significado: en mi novela el informante sería como el topo en las películas de espía, el que daba instrucciones de cómo están las cosas alrededor pero, el espía en sí, era llamado ejecutor. El que ejecuta, por tanto, está por debajo del informante. 

Así que se presentan trasfondos más enriquecidos como ocurre con 
Marta, Ángel y Kenshi al ser los tres adolescentes que intentan ayudar para que las cosas no empeoren, dejándose llevar por las circunstancias, así como Noelia, la psicóloga del centro.

En una historia donde lo que importa es que a medida que se avanza en la novela cada vez todo se vuelve más y más complejo, las relaciones entre los personajes se hacen más fáciles de comprender. Para poder comprender cómo funciona el mundo de los extraterrestres, de los viajes astrales, del viaje en el tiempo que se lleva a cabo en la novela, de la relación con los dioses, así como con el pasado de los personajes más complejos, me valgo de lanzar analogías con los videojuegos o, incluso, con las luces que pueden ver los protagonistas... verde, amarillo, rojo..., e infrarrojo.

Una de las cosas más hermosas de Final Fantasy VII fue el Plan Maestro de Aeris, es por ello que en mi novela también hay un plan maestro que afecta a uno de los personajes para entrar en combinación con los suprahumanos que controlan a nuestra civilización para que no salgamos de la matrix. Si os gusta jugar a los acertijos encontraréis conexiones entre los nombres, a partir de la primera letra, para determinar quiénes afectan con quiénes en la historia.

Una novela donde hay muchas muertes y sacrificios, frivolidades y sensibilidades..., se analizan momentos de nuestra historia como si fuera el pasado..., y tan pasado: lo que queda de nuestro mundo para entonces es radiación y muchas cucarachas. Cucarachas mutantes que evocan a los tiempos de los ejipcios, mientras se cuentan historias que se remontan a miles, o incluso millones de años...

Pero en este ajedrezado no faltará las historias de zombies, posesiones demoníacas, tipos de fantasmas, viajes astrales, comunicación con tu dual, historia de locos,...

Todo eso aderezado con propuestas de juegos de grupo y deportes nuevos, así como la teorización de cómo será la tecnología en el futuro con un televisor esquizofrénico, o con una máquina que en teoría sería capaz de destruir el universo. Pero claro, como pasa en todos los Final Fantasy, ¿qué ocurre cuando las máquinas desafían el orden natural de las cosas? Que las cosas, naturalmente, acaban con las máquinas. Y esa dinámica es algo que también se defiende en mi novela, de ahí la referencia a Agora, como una película antigua.

Cuando uno presenta un mundo como éste es inevitable empezar a meterle una filosofía de vida, política y, además, códigos deontológicos sobre cómo se debe actuar ante la tecnología y el poder que te ofrece. Lo mismo pasaba en Neon Genesis Evangelion, cuando los adultos depositaban en esos niños todas sus esperanzas de trascender: ese adanismo es algo que he querido copiar para esta novela; en la siguiente no creo que vuelva a defender algo así, prefiero las historias donde el grupo es protagonista.

De hecho, como ocurre en el Señor de los Anillos, o en Los Pilares de la Tierra, cada personaje tiene un papel en la novela, para bien o para mal, y deben desempeñarlo. Para sólo 600 páginas no me cabía meterle todas las razas extraterrestres y explicar los conflictos intergalácticos..., lo dejaré para otra novela. Pero para esta, por lo menos, me ha dado tiempo para hablar de la relación de los extraterrestres con los contactados, de cómo algunos se fascinan y otros los desprecian. De porqué actúan como actúan, y cuál es la agenda de cada uno. Aunque, por supuesto, eso se explica, en formato novela, exclusivamente al final.

Dioses, brigadas de la Confederación Galáctica, zetianos..., como pasaba en el Final Fantasy IX, se detalla todo una gama de marionetas que creen que mueven los hilos pero, ¿quiénes mueven los hilos realmente?

El tío de Pedro, la madre de Pedro, o el propio Hector, el contacto de Pedro intentan tenerlo todo bajo un especial control técnico a partir de su trabajo y cometido, algo así pasaría con Cabezaplana, que es el único personaje que está en todos los fregaos y, al mismo tiempo, no dejo nada claro qué pasa con él..., salvo que fue el antecesor de Pedro. Estos personajes hacen muy bien su cometido, pero cuanto más claro es nuestro cometido, menos control tenemos sobre las circunstancias.

Espero que con esta sinopsis esquemática os ayude a entender la novela de otra manera.




domingo, 6 de diciembre de 2015

Sin noticias de Educación Democrática

De vez en cuando se observa muestras perfectas
de cómo los retrógrados vuelven a obtener una victoria


Este hombre es el alcalde de Cartagena, que tiene que vivir contradicciones ABSURDAS..., lo propio de sistemas sesgados que ocultan más de lo que dicen. Ha conseguido limpiar un poco alguna de la tanta basura asentada en la clase política de la ciudad. Mientras tanto, los que no tienen ni idea de lo que es debatir debaten sobre el debate: como niños pequeños que no saben cómo funcionan los poderes públicos en una democracia.

Recuerdo aspectos políticos que no comparto por parte de este señor, pero claro, si lo voté no fue por los contenidos: sino por las formas. Éste sí tiene formas. Y el que no es capaz de entender que los moderadores no son putas de barrio, tiene problemas a la hora de saber cómo se puede poner orden en un gallinero.

Paradógicamente, esa derecha tan guay, la que no hace caso a la policía cuando te echan por irrumpir el orden en un Pleno..., demuestran una y otra vez la imposibilidad que tienen de entrar a debatir porque, lo que es a José López, a él no le ofrecen derecho de réplica en los programas televisivos. Aprovechan la alevosía para fingir que él eso mismo no lo permite.

Cuando veo a esperpentos no entendiendo que en un Pleno hay que Trabajar, y no hacer como que se trabaja, y que para criticar a alguien en un medio de comunicación su testimonio es lo primero que hay que tomar en cuenta..., claro..., luego recuerdo esos debates televisivos: eso es lo que es para ellos la política: fingir que debaten.

Por eso aparecen sujetos sin criterio político que acusan al alcalde de actuar con dureza debido a discrepancias políticas..., cuando en realidad es debido a la intoxicación del debate.

Cuando veo que no se sabe distinguir a quien resulta tóxico para el discurso democrático por ser, simplemente, muy duro con su rigor (por aprovechar y llamar cortito al imbécil, o acusar de no saber sumar a los que meten datos falsos en la sala...), pues la verdad: no estaba convencido con mi voto, pero ahora lo tengo reafirmado.

Aún no me creo que la gente se haya dejado llevar por algo tan absurdo..., y luego habrá quien proteja a esperpentos como el Zapata... ¡Manda huevos!



Veré si vuelvo a mi libro..., en mi novela se ve un proceso de aumento de la democratización. Y, ante los gallineros, suelo ignorarlos..., hasta el punto de que me parecen poco interesantes. Me gustaría creer en un mundo donde las personas se toman en serio lo que dicen, y si no tienen nada serio que decir que callen o se larguen.


Un saludo 
y espero vuestros comentarios