sábado, 6 de mayo de 2017

Ideas que van rondando

Hace tiempo que no me paso por mis dos blogs. La razón principal es porque acabo de terminar una investigación matemática que se me había atorado un poco.

Sin embargo, una vez terminada la documentación, parece que me va a resultar difícil encontrar un journal que quiera divulgarlo; al fin y al cabo soy un undergraduated, no tengo título ni trabajo en ninguna gran compañía.

Por esa razón, sospecho que, haga lo que haga, voy a jugar con desventaja; con la desventaja de que no van a ser ni leídas mis demostraciones. Es como una continuación a mis trabajos sobre la resolución de problemas NP, y que se extendieron a algunos problemas co-NP... Me pregunto si mis pesquisas relativas al sharp-P podrían mejorarse. Y claro, ¿hasta qué punto uno puede estar equivocado cuando nadie tiene narices de revisar tu documentación?

Esos documentos se encuentran todos juntos a la hora de ver que no son revisados; y muchos de ellos los utilizo para hacer tecnología. Así que me da muy mala impresión todo esto. Me gustaría creer un poquito más en las instituciones científicas, la verdad. Pero creo que se mueven por intereses espúreos.

En cualquier caso, si me veo con moral suficiente volveré a mis blogs. También tenía pensado escribir una continuación de la novela de manera que no se note que sea continuación de la misma. Pero claro, ¿realmente obtendrá alguna clase de aceptación? ¿Supondrá un proyecto de interés?

Otra de las cosas en las que había pensado era en desarrollar alguna clase de papel un poco más profesional en mi área desarrollando aplicaciones mediante librerías punteras. El problema que le veo a eso es que, estando en donde estoy, sin conocer a nadie, mi mercado será completamente nulo.

Uno de los mayores errores que suele cometer la gente que quiere motivar y aconsejar a los demás a emprender es cuando les dicen que deben emprender en aquello que les guste: si el capitalismo, de por sí, es bastante azaroso, si encima te autorrestringes con el riesgo que supone que no le caigas bien a algún que otro mecenas...

Sin ir más lejos, me paro a pensar y haciendo reminiscencia la gente como yo tenemos una personalidad tan impactante que, necesariamente, puede provocar chispas muy negativas en quienes quieren entrar en contacto con nosotros. En esta vida tan aislada he comprobado cómo incluso a youtubers o a desconocidos de lo más variopintos que, en cuanto me sincero con ellos diciendo lo que pienso, ZAS: se cabrean como posesos. Es imposible entablar una conversación normal sin que quieran tenerte lo más lejos posible.

Existe, de hecho, un superego por parte de muchas personas de manera que, cuando tratan con gente de comportamiento inferior como yo, lo último que admitirían es un intercambio de igual a igual donde el de la clase inferior transmita frases en imperativo..., lo he visto ya muchas veces: cómo algunas personas se toman como algo personal el mero hecho de que la coordinación deba hacerse aceptando órdenes de un sujeto etiquetado como de comportamiento inferior.

Pues bien, va a ser que soy ese tipo de sujeto y, debido a que vivo de manera aislada, me va a resultar imposible reconducir mi imagen a algo mínimamente sociable.

Sin ir más lejos, existe un eón en la literatura que trasciende a cualquier civilización. Es la sensación misma del héroe incombustible en quien puedes contar siempre. Cuando vemos a alguien que se comporta como si fuera un héroe incombustible y, al mismo tiempo, no tiene el reconocimiento social que marca la civilización, entonces el eón pasa a oscurecerse... Con un eón oscuro el mundo puede volverse tóxico. Porque los eones son irracionales, incombustibles..., y autocomplacientes.

En el videojuego Final Fantasy X, los eones oscuros eran la clase de criaturas más difíciles de matar. Como se puede apreciar, para todo existe un mensaje.

Yo me pregunto, ¿conseguiré encontrar unos pares que quieran dar la cara? Por supuesto, eso hoy día es impensable. Con pares que den la cara me refiero a pares anónimos que den la cara. Hoy día vemos periodistas quejarse de que las redes sociales estén llenas de usuarios anónimos, cuando en realidad TODOS los usuarios deberían de ser anónimos; y sin embargo no se quejan de que los pares de las publicaciones sean anónimos..., a este paso, los políticos y los senadores acabarán siendo anónimos también.

Existe una triste trasvaloración a la hora de adoptar medidas: si presento una demostración falsa, automáticamente los pares me la critican en donde no hay falsedad..., es como si jugaran conmigo ¿Por qué? ¿Qué ganan con ello? ¿Se sienten más sabios por ello? ¿Es porque soy de un comportamiento inferior?

A mí lo que realmente me gustaría sería poder integrarme en una sociedad con ciertos niveles de competividad y equidad. Basada en la meritocracia y el apoyo en lo más básico. Una sociedad que, cuando uno era más pequeño, podía fomentar cuando hacía deporte o jugaba en los videojuegos..., no es de extrañar que la novela Luces y Espectros presente deportes y videojuegos como un mecanismo para la enseñanza de conceptos muy importantes de aprender.

La idea del apoyo básico en una sociedad meritocrática donde se arrase con las memeces..., ese era el concepto que tocaba. Pero no subiré imágenes..., porque nuestra sociedad está demasiado oscura para comprenderlo. No es el mundo que me ha tocado vivir, y no quiero ni pensar cuántas personas vivirán un infierno mucho peor que yo por estos mismos motivos. Un infierno que transforma a la gente para que se adapte..., pero no a mí. Mi comportamiento seguirá siendo inferior, porque junto con él está mi orgullo de pretender dar apoyo, aun cuando no dé la talla. Así hasta que encuentre mi nicho social, aquel donde vea que encajo.

Mientras tanto, los psicópatas seguirán teniendo una enorme ventaja social mientras se dan de golpes con sus abusos y sus incongruencias.




Creo que para la próxima entrada
hablaré sobre el infierno según 
los que no creemos 
de cómo esa palabra sigue siendo útil