martes, 16 de mayo de 2017

El contexto. Un reflejo fijo de la obra sobre su entorno

En la literatura 
todo análisis debe reconocer un contexto
consiste en reconocer aspectos comunes a otras obras
a otros hechos que sí fueran reales
o que no lo fueran...
se trata de un estudio metaliterario persistente
al margen de toda civilización
El contexto es un reflejo de las personas


Este recurso, al que en este blog vengo llamando eón, es otro de esos metarrecursos literarios; otra de esas técnicas que hay que tener presentes para depurar o sancionar la obra. Para hacer que persista. Una buena técnica a la hora de escribir un libro podría ser lo que hice yo mismo: empezar por el final. Empezar por ponerle título, resumen de la obra, contexto en el que se situó, un esquema..., sin haber escrito la obra empiezo visualizando qué espero de ella. Luego respetaré más o menos lo que tenga previsto pero, lo primero: visualizar lo que se pretende escribir.

Y es aquí donde entra el contexto. Es una de las partes previas y que más se repite a la hora de estudiarse. A mi juicio, de todos los eones, el contexto es el que podría decirse que mejor se entiende. Es el más fácilmente aplicable, pero también el que es más fácil de hacer sucumbir a su lado más siniestro y oscuro.

Este eón es susceptible de entrar por donde no debe muy fácilmente
Al fin y al cabo, existen cientos de sesgos cognitivos, cientos de maneras de confundir a las personas..., se podría malinterpretar los personajes, pretender verlos desde un punto de vista absurdo. Es muy fácil haber leído cientos de obras previamente para intentar dibujar los personajes de esta obra de una manera perversa, inadecuada, impropia..., es decir, hace falta tener un enfoque bien definido. El contexto es muy fácilmente oscurecible.

Para entender cómo aparece en las novelas no hay más que hablar de los homenages. Consiste en referenciar a personajes existentes, replantear sus historias, mencionarlos de manera ligera... Se convierte en un ejercicio hermosísimo que todos los personajes puedan revivir en diversas obras. Que, de una manera o de otra, el que era el bueno ahora es el malo, quien antes era joven ahora es adulto, quien decía cosas muy prudentes ahora se le ve más bien alocado..., consiste en hacer un sano ejercicio mental del tipo "Y si...".

No hay que confundirlo con Cáncer, que es cardinal
Desde la posición de nuestro cúmulo de suposiciones dispondremos de un eje vertebrador de interpretaciones posibles. Así, en cuanto a coherentes, le llevará al lector a lugares que no han podido ser escritos por el autor. Si entre mis personajes hay un escita, entonces el lector experto en civilizaciones antiguas verá a mi personaje con una visión muy diferente que el que no tenga tales conocimientos. Lo mismo pasa con quien sepa del libro de los muertos de los ejipcios, manga, películas americanas de finales del XX y libros, así como comics americanos, fantasmas, física, etc...

Se le brinda una oportunidad al que lee de ver reflejados sus conocimientos en esta obra de manera que pueda verlos desarrollados desde un punto de vista complementario, de manera que todo quede hilado como un encaje de bolillo. Todo debe casar y tener un lugar en el engranaje de la historia. Si no, tendríamos un deus ex maquina.


No es cierto que los guiones queden mejor cuando los personajes han sido colocados como corta-pega. Se han visto muchas películas que han dado rabia de ver..., por eso mismo. Para evitar ese efecto existen técnicas, como ofrecer una muestra de continuidad, un conjunto de imágenes previas que muestren los estados intermedios que nos preparen para el gran salto. Lo que no puede ser es que, por muy válida que sea una historia, nos hagan un ataque en pinza entre el final esperado y la historia desarrollada; y todo para que case de alguna manera. Hay que saber montar la sorpresa.









Suficiente hasta aquí
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