martes, 29 de diciembre de 2015

Creepy Winky

John se decidió a acompañar a su hija al parque, hacía un día muy despejado y la temperatura era bastante agradable. Se sentía satisfecho porque tenía la oportunidad de descansar de tanto trabajo en casa, y de tener que hacer tantas llamadas para repetir una y otra vez el mismo mantra de lo políticamente correcto y lo conveniente para cada uno de nuestros hogares. Fue entonces cuando se percató: había una niña un tanto siniestra riéndole. Todos los demás corrían de un lado para otro, nadie le hacía caso. Pero esa niña estaba ahí. La hija de John también fue a jugar con esos niños, pero la niña rara sonreía de una manera peculiar: no movía ni un solo músculo. Y lo miraba a él. John se movió a un lado, y la niña lo siguió con la mirada. Se atrevió a acercarse y preguntarle quién era. Pero no sólo ella no respondía, sino que además los demás niños le preguntaban que qué hacía. Así que pensó el bueno de John que tanto trabajo le había hecho olvidar que las pastillas también tienen su función y, para quitarse la idea de la cabeza, propuso a unos niños por ahí cerca el hacer unos tiros de beisbol. Había una suerte de bate de beisbol ahí esperando su suerte. Los críos aceptaron, rieron y, John, apresando el bate, aprovechó para probar un strike en el aire..., y ya de pasó quitarse esa imagen de la niña siniestra. Y, efectivamente, media cabeza de la niña salió volando para provocar que todos los chicos se quedaran helados "¿Os gusta mi strike?", "Nos gustaba más Marge, te estaba gastando una broma".

La necesaria función de los cuentos de terror premonitorios


Desde que el ser humano adquirió consciencia tuvo que aceptar el papel que desempeñaba sobre él los miedos. Una novela de terror, que quizá no sea lo que realmente haya terminado haciendo, permite ofrecer al lector una poderosa herramienta: se le da imaginación suficiente como para afrontar qué es lo que le puede esperar, sin que tenga que adoptar esas teorías desde el punto de vista de su propio marco lógico.


Cuando las personas desempeñan el rol del ser perverso, pueden reirse de él, pueden comprenderlo y, de esa manera, afrontar los distintos peligros que se nos avecinan. Si somos capaces de ver qué es lo que hay allá en el fondo, podremos caminar en esa dirección y afrontar lo que se nos avecine pero, ¿estamos legitimados para investigar?


El hombre del saco, quien captura a los niños, en mi obra un comunista que forma parte de una nueva guerra fría; pero que hace cosas raras, y espera milagros de sus capturas. Lo que siempre le diría a un niño es: no te acerques ni negocies con ese señor, sólo sabrá llevarte por un sendero muy oscuro. No pretendas jugar con él, ni te fíes de él..., los animales de sangre caliente mantienen a su camada cerca y, por tanto, el miedo infantil está asociado a nuestros depredadores más naturales.

La manía que le han dado por echarle la culpa siempre a Amón de todas las muertes.
Pero últimamente existe un nuevo mundo, mucho más virtual, donde los niños tienen la oportunidad de desarrollar sus pautas conductuales. Allí, una vez más, a través de redes sociales, pueden relacionarse una y otra vez con esos señores que sabrán someterlos y obligarles a que no se lo cuenten a sus padres...


Entonces sus héroes se vuelven oscuros y siniestros, ese no es el mundo mágico al que estaban acostumbrados. Aquellos a los que idolatraban se convierten en sus pesadillas, aquellos que les divertían se convierten en sus carniceros...

No, no..., venga, ahora en serio: ¿a qué se parece a F.N? ¡Vamos! Venga...

Sin embargo, el miedo bajo control genera una extraña emoción, un punto poderoso que permite al infante hacerse un poco más adulto, para afrontar los verdaderos miedos que le llegarán en el futuro.


A lo largo de su pequeño andar
el caminante hace su camino 
carga las huellas la forja de un destino: 
miedos resultado de su caminar. 

Y, dado el trecho por cumplido, 
el niño luchará de joven, y ahora viejo
dejará al hijo del tonto bien perplejo
al encararse contra lo prohibido.

"Pavo, ¿qué miedo me vas a dar?
¿Acaso de gris no fue quien ha sido
tu jefe, mentor, política y hogar?"

"¿Me acusas de ser mosto cuando soy vino añejo? 
¿quieres saber con qué yo me alucino?
¡asustar a viejas con el entrecejo!"



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