viernes, 20 de mayo de 2016

Sobre la ansiedad

Una sociedad huérfana de poder democrático
repleta de cinismo y de falta de empatía
ofrece, en última instancia, una luz al final del túnel
ésta tiene que ver con la introspección y el replanteamiento
en cerrar el chiringuito para empezar a pensar en sí mism@


La ansiedad es la sensación que se produce cuando uno contempla cientos de opciones, pero ninguna transmite oportunidades para llegar a buen puerto. Consiste en una frustración futura. La ansiedad no es una mera indecisión, es una decisión adoptada de pretender no hacer nada, pues ése debe ser el punto de partida.

Dispóngase de un problema de envergadura, entonces aparecen varios medios para afrontarlo. Pero esos medios serán buenos si disponemos de los más correctos instrumentos. Los instrumentos de los que nos valemos definen nuestros actos: ¿qué es más poderoso entonces, la pluma o la espada?


El hiperconsumismo ha maravillado tanto a una sociedad, que no ha sabido confrontarse al pan y al circo. Se creen los consumidores que son libres, cuando en realidad son víctimas del síndrome del que acusaba Diógenes que tenía la sociedad enferma que el conoció ¿Qué derecho tiene nadie de juzgar si nuestra manera de vivir es más o menos consumista?

¿Por qué la gente necesita consumir tanto? La explicación no tiene nada que ver con las necesidades, es mucho más simple: el valor de las cosas, el verdadero peso de lo que tiene interés y de lo que no lo tiene tanto, es un principio fundamental para poder evaluar si nuestros actos son los medidos, si nuestros objetivos están bien formados. Consumimos, ¿lo hacemos de la manera correcta? Compramos, ¿obtenemos lo justo?

Las personas necesitan consumir realmente para no tener que darse cuenta de la gran cantidad de opciones que tiene. La mayor crisis de ansiedad que tiene el millonario consiste en no saber en qué gastar su dinero, en convertirse en un pobre loco que no se divierte a costa de los más miserables. Es cierto que quien es rico no necesita esos niveles de vida, pero tampoco necesita recordar que los hay que no gozan de su suerte. Así que necesita consumir para olvidar qué clase de cosas sí podría hacer con lo que dispone.


La ética nos dice para qué usar lo poco que tenemos en lo que corresponda. Para ello nos valemos de una balanza y una espada. Como si fuéramos alquimistas, pesamos todos nuestros actos a un lado y, al otro, ponemos el peso de una pluma. Si nuestros actos pesan más que la pluma entonces estaremos actuando de mala fe, es así cómo calcula el buen alquimista. En un momento dado se para a reflexionar y calcula: ¿es esto realmente buena idea?


Entonces se valdrá de todo su armamento para hacer cumplir con su ley. Porque es así como funciona la ética: despedaza a quienes no tienen argumentos. Los actos, si son ejemplarizantes, definen al individuo. No necesita decir más de lo que hace, pues aquel que hace lo que dice transmite con sus actos.


Podemos ver una crisis de valores en una sociedad que antepone unas sociedades que no son justas frente a sociedades más pequeñas que intentan sobrevivir. Se recompensan a unos pocos creyendo que la justicia social no se verá afectada al ser tan pocos..., lo será, porque las personas necesitan recordar a muy poquitos para convertirlos en un referente ¿Recordamos la ley Zipf?

Por eso, en ocasiones, pueden surgir dilemas interesantes: ¿podría vivir mejor si acabo en una cárcel? ¿tiene sentido hablar cuando no se es escuchado? ¿Tiene sentido escuchar cuando no te hablan? Cuando estas preguntas empiezan a cobrar sentido, eso es porque la sociedad ha fracasado. Por eso, toda sociedad que sea justa lo primero que tiene que plantearse es si es capaz de disuadir el orgullo de la perversión cínica mediante su sistema penitenciario.

La Justicia tiene que ir de la mano con la Paz - la solidaridad.
Algún día explicaré con más detalle qué es eso de los alquimistas...
Yo, por mi parte, veré si encuentro mi nicho solidario sin sucumbir a la ansiedad.











Suficiente hasta aquí
tarde o temprano tocará hablar 
del mal llamado "perfecto egoísmo"
quiero vuestros comentarios




martes, 17 de mayo de 2016

No eres lo suficientemente bueno para pasear por mi barrio, pero ni se te ocurra no invitarme a tu casa

¿Os podéis imaginar hasta dónde puede 
llegar el cinismo de nuestra sociedad?
Parece que me vienen diciendo algo así como que:
"No eres lo suficientemente bueno para pasear por mi barrio, 
pero ni se te ocurra no invitarme a tu casa"


Supongamos que fuera cierto que tengo maquinaria en mi haber que supusiera un avance importante para el campo de la informática: ¿qué derecho tendría yo a negarle el acceso de esta tecnología a otras personas? Ninguno, por supuesto. Sin embargo el problema es otro: ¿qué podría pasar si comparto una tecnología para que los superclase puedan jugar con ella y vanangloriarse de ser los únicos capaces de comprenderla? Lo que pasaría sería que, tan pronto como erren en la manera de usarla, negarán que la culpa sea de ellos, sino de la propia tecnología.

Así que hoy voy a hablar sobre el adanismo.


El adanismo es algo que, a pesar de que lo utilizo en la novela Luces y Espectros para desarrollar conceptos heroicos, lo considero una lacra para la sociedad. Por esa razón también le dedico momentos para entender que nosotros los humanos tenemos un error de serie que nos obliga a creer que los problemas sociales están pensados para que puedan ser resueltos por una persona: somos monarquistas por naturaleza.

Para resolver ese error de serie, debemos mirar el problema de frente y afrontar un cambio de actitud. Igual que no tiene sentido que esperemos que una persona deba ser quien resuelva todos nuestros asuntos como grupo, también es cierto que no debemos esperar en cada individuo un comportamiento ausente de fallos. Es más, dime en qué te fijas para saber en quién te fías y te diré la clase de persona que eres.


Cuando la gente espera que una persona sea la responsable de resolver todos nuestros asuntos, el resultado final cabe esperar que sea un auténtico desastre: porque allá donde no erre, podría corromperse, corromper, haberse corrompido o hacer corromper, entre otros. Tan pronto aparecen nuevos señores que se las dan de ser la gran solución, se les olvida empezar por el principio: por su propia casa ¿Acaso todo esto no es un problema de nepotismo y amiguismos? La pretensión es, por tanto, sustituir una monarquía por otra, una familia por la otra.


Cuando tenemos dos culturas que tienen los mismos principios, los mismos valores, las mismas costumbres, los mismos enfoques..., seguro que visten incluso igual..., ¿nueva política? ¿cambio? ¡Dónde! ¿Por qué darle un tratamiento diferente a los que son exactamente iguales? ¿Por qué darle armas a unos si todo apunta que van a acabar en las manos del otro? Esta pinza que se han montado con la apariencia de bipolarizar entre unos y otros no es más que pura propaganda para arrebatarle al Pueblo su Libertad.

¿Y por qué funcionan las pinzas? Pues funcionan debido a la existencia de una ley que es mencionada en un capítulo del libro: "La siniestra ley del control mental". Ya lo habré comentado en otro post, aquí reincidiré en la idea desarrollándolo de otra manera.
La frecuencia de ideas racionales en fila india y gregaria.
Cuando combinamos la ley de Zipf con el teorema de Lithe, empezaremos a asociar la frecuencia de aparición de un concepto con la probabilidad a que ese concepto se cruce en nuestra mente porque lo consideremos importante. Es decir, la personificación de los problemas para que haya un salvador que se encargue de hacer de chivo expiatorio de todas nuestras faltas no es sino la manera que se tiene de alzar la necesidad de vivir sometidos bajo un monarca. Este error puede ser sometido mediante la razón, siempre y cuando seamos capaces de poner a los medios de comunicación a un lado, y a las instituciones democráticas por el otro. 

Es decir, ¿quiénes son los que aprovechan el poder de los medios de comunicación para alzarse contra las instituciones democráticas y el orden constitucional? ¿Los populistas? ERROR: los fascistas.


El uso de la maquinaria propagandística que ya usaba Göebels sólo puede empujar a la sociedad hacia el deseo de que les digan cómo deben pensar y qué deben leer. Se sentirán felices y orgullosos, como lo exponía en la novela el personaje de Kenshi, al no tener que pararse a pensar qué es lo bueno o lo malo porque ya hay otros que se han preocupado en pensarlo por ti. Cuando le preguntas a un miembro del Opus dei qué opina sobre la censura autoimpuesta a la lectura de libros, éste se siente como querido por los suyos al no tener que leer asuntos turbios o tóxicos..., bueno, pero es que existe la pornografía..., bien, ¿es Kafka pornográfico? ¿y Marx? Y, por otro lado, ¿a quiénes se les censura, por qué, cómo...? Y lo más importante, si esto está a la orden del día de todas las instituciones democráticas españolas, ¿entonces por qué no se regula o se denuncia desde los partidos políticos?

Gracias S. Pablo por eliminar los testimonios que daban a entender las distintas versiones
No es de extrañar que ante tanta obsesión por anular a los enemigos del Partido, poco a poco consigan no sólo retratarse, sino también marcar pautas internas a la hora de dar zancadillas a los propios compañeros. Es decir, estos enfoques son autodestructivos, además de nada democráticos. Haría falta que se mantuviera un meme asquerosamente loco que permitiera su supervivencia al margen de los deseos de sus víctimas, que serían los integrantes de esa secta de poder.

Y en esa tesitura me encuentro yo con ACM e IEEE. Me doy cuenta de que son una secta, pero parece que aún tiene personas que quieren defender esas instituciones. Entonces quieren seguir discriminando a los de mi ralea, mientras arden en deseos de que les invite a mi casa..., no señores: si mis máquinas no son buenas ni interesantes, entonces no lo serán ni hoy, ni mañana, ni nunca para ninguno de Vds.

No es bueno confundir a los descubridores con los artistas.






Suficiente hasta aquí
Quiero vuestros comentarios
No dejéis sentar ningún dogma