domingo, 31 de enero de 2016

Elegir la ventana correcta

En mi novela aparece el uso de una ventana.
Mi intención nunca será la de provocar el abandono
de los problemas, esa imagen está asociada al preludio de la lucha
se trata de la confrontación entre los patrones establecidos y lo que uno espera.
Debemos tratar de elegir bien nuestra ventana.
Esta es la ventana que inspiró la idea
La palabra defenestrar es un verbo que utilizo en un momento aislado en la novela; el ilustrador Solux, que además quiso revisar la novela, me lo echó en cara: ¿qué has querido decir con esta palabra? El origen de la palabra defenestrar significa "echar por una ventana". El uso que se le da a esa palabra está vinculado a la acción que lleva una sociedad a expulsar, o dejar caer, a un individuo. La palabra defenestrar se puede considerar un verbo triste: pues se puede dejar caer a una persona de muchas maneras.

Eso quiere decir que también tiene otros significados. Como cuando una persona ocupa un cargo importante y se le obliga a caer por motivos democráticos. Una sociedad que no defenestra correctamente es una sociedad enferma. En cualquier caso, la defenestración suele verse como algo injusto por parte de la víctima - aunque el superviviente consiga un trofeo.

¿Quiénes son los que sobran en esta sociedad? ¿Desde qué ventana queremos observar el mundo?


La visión que elegimos del mundo conforma nuestra única realidad objetiva. El objeto que nos es común se convierte en un pequeño coleóptero metido en el interior de una caja: esos bichos encierran múltiples visiones de la realidad. Nos pueden conducir a ver el mundo de una manera o de otra.


Y fue desde una de esas ventanas desde la que un antiguo compañero decidió dar el cante diciendo que se iba a suicidar. Lo que movilizó al instituto entero dejándolo congelado. Para bien o para mal, provocó un cambio de estado en todo el centro - al año siguiente se transformó y tuve la suerte de conocerlo para sentirme influenciado por él. Me ha inspirado ideas de una personalidad que, en principio, no es la de un héroe.

La idea de perfección nos puede llevar a no poder asimilar nuestra realidad
La excelencia es algo que se busca haciendo lo que se debe. Pero hacer lo que se debe, como hacía siempre el jefe de estudios en Luces y Espectros, sólo te puede llevar a vivir una vida "cuatro estrellas", una vida notable, aceptable - mientras no se tolera lo antiestético, lo políticamente incorrecto..., y aún se creerá humilde en el proceso. La cosa es, ¿y si rompiendo el molde se consigue encontrar un camino más puro?

El día a día es una completa innovación. Un proceso de ruptura a las normas establecidas, para proponer unas nuevas. Se trata de eliminar el marco que te ha llevado a esta situación.

Cuando una persona se enfrenta ante un marco aparentemente intocable, lo que debe hacer es reconocer las tres dianas donde atacar.


Puedes disparar a la cabeza: el punto más vulnerable y más difícil de dar. Donde el daño es mortal y vital. Y el efecto es más inmediato.

Puedes disparar a algún lugar vital del cuerpo: un punto muy bueno para hacer daño, y más fácil de dar que la cabeza. Dará resultados a más largo plazo, pero puedes asumir lo que ocurra.

Puedes disparar al cuerpo en general: es más difícil errar el tiro, pero los resultados son muy a largo plazo. Probablemente ese monstruo, ese peligro, no sufra mayores percances y pueda enfrentarse a ti.

Si, por último, erras cualquier clase de tiro siempre te queda el viaje, la acción inesperada, el as en la manga, la transformación..., ir directamente a la boca del lobo y romper los esquemas.

Hela aquí mi obra, ¡cogedla!
Sentados desde nuestro sillón, sólo vemos con los ojos del buttom, nos conformamos con nuestro punto de vista - pero no asumimos el viaje. Entre otras cosas, porque viajar significa tener que aceptar el sacrificio y, cerca del sacrificio, el reto nos acerca a afrontar la muerte más de cerca.

Si no se consiguiera encontrar nada tras el viaje, si no se ganara la dureza para afrontar la nueva realidad y ver el mundo con nuevos ojos..., ¿entonces? Ciertamente es un consejo muy duro.

Terminar un acto increible y descubrir un pozo sin fondo donde dejar caer lo que has hecho me parece propio de sociedades cobardes. Y, en ocasiones, es díficil saber no mezclarse con la cobardía que hay en el mundo ¿Dónde queda el mensaje de quien acaba arrastrado? 

¿Aguantar como un exclavo o sostener una llama que sirva de guía?
Según una antigua leyenda, en los juegos olímpicos se competía desnudo en honor a un héroe que avisó a tiempo a los helenos de alguna invasión oriental. El desempeño de ese heraldo le dejaría desnudo - pero nadie recuerda siquiera si esta leyenda es real. Tampoco recordarán, por tanto, a esas personas que consiguieron salvar a culturas enteras y civilizadas como la de la antigua Grecia de los filósofos. En ocasiones la filosofía apesta a rancio, y es la ausencia de la meritocracia la que acaba haciendo la historia.





Quizá algún día os pase las respuestas de los pares anónimos
que no querían darle consideración a mis investigaciones
aun entrando en contradicción los unos con los otros. 



A propósito, se me acaba de pasar por la cabeza una idea sucia que malinterprete este blog: no pienso tirarme por una ventana ni nada de eso. Que quede claro. Ese tipo de actos, en cuanto a tan sucios, me parecen una enorme falta de respeto para los demás. Quería dejarlo claro.

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