miércoles, 12 de octubre de 2016

El desafío de los Grandes Titanes



Como si fuéramos víctimas de nuestra incapacidad para percatarnos sobre el valor de las cosas, de vez en cuando se nos presenta un Titán, uno de los Grandes..., y no lo reconocemos. A todos nos pasa. Esto es debido a lo selectiva que es nuestra memoria. La usamos para las cosas más importantes. Solemos olvidar con mucha facilidad lo que no nos conviene recordar, y eso es un sesgo cognitivo que, por desgracia, usan muchos científicos: el mayor de los defectos de nuestro sistema de información es el del olvido, pues éste sólo sirve para la filosofía de la ciencia, y no para establecer un criterio de demarcación entre lo aceptable y lo no aceptable.

Es por ello que los Journals no pueden ser serios cuando relativizan el publicar o no según qué artículos. Como si fuera un problema de intentarlo varias veces. Si un Journal no es serio, no se publica en él, y ya está. Lo demás es entrar en su juego. En cualquier caso, lo primero que hace un par es comprobar que el autor no es conocido. Las reglas comprobación mediante pares, aun con su defectos, ni se aplican para incorporarles un mayor nivel de corrupción. Es cosa de apadrinamientos.

A estas alturas puede ser muy complicado que se reconozca mi trabajo dentro de la informática. Los grupos sociales de programadores sólo funcionan cuando se conoce a un grupo de gente: publicar un código complicado implicará que el desconocido no quiera verlo, y si el código es muy simple, entonces no está lo suficientemente desarrollado. Por lo que es un problema social, no técnico ¿Hay acaso evidencias de que una persona aislada pueda hacer publicidad efectiva en esos grupos? Es cosa de apadrinamientos.

El nivel tecnológico de la teoría de números si es tan fácilmente rebasable, entonces la sociedad podría asumir riesgos en el mismo instante en el que los más grandes sean silenciados. Dentro de la teoría de números, y estando muy interconectados, nos encontramos el cifrado, la computabilidad, la complejidad..., así que un avance significativo, si se ocultara, podría suponer un desequilibrio a la manera que tenemos de establecer las comunicaciones, de autentificar las identidades de manera segura..., la corrupción dentro de la seguridad informática es un suicidio.


Hace años, la Iglesia adoptó la posición de condenar a muerte a aquellos que anteponían la razón por encima de la fe. El resultado fue la transformación de esa asociación en una de carácter violento y muy resentida. No es inteligente crearse enemigos que tengan razón.

Vivimos épocas extrañas: a quien negocia con terroristas se le da un nóbel, pero la impresión que nos deja todo esto es que los verdaderos Titanes, los Grandes, se quedan sin nada. No son reconocidos. Y estas cosas son las que promueven que el underground pueda tener más repercusión sobre los hitos históricos por encima de los movimientos oficiales.

Un amante como yo de la planificación ve en el resurgimiento del underground más una mala noticia que una buena ¿Para cuándo las instituciones oficiales van a querer reclamar su protagonismo? Mientras sigan comportándose en base a apadrinamientos y cargos en falso la meritocracia se verá relegada a los que se ubicaban bajo tierra en la historia "La máquina del tiempo". El resurgimiento del underground también está ligado con las utopías liberales, donde todos los individuos tienden al aislamiento social, a no aceptar los errores ajenos.

Espero ser testigo de un cambio radical. Las instituciones merecen ser depuradas.


Suficiente hasta aquí
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