domingo, 20 de marzo de 2016

Convertir el Movimiento en un ente

Últimamente, por las noticias que van apareciendo,
me está entrando un enorme repelús sobre Australia
y es que cuando juntamos noticias y hechos...
En cualquier caso hoy voy a hablar sobre el Arconte de lo no persistente


Creo que fue en esta última semana cuando uno de los hombres de confianza de la Casa Real de España, y hombres de confianza de los servicios de inteligencia españoles, así como encargado de velar por los asuntos políticos de mayor envergadura, en un concurso televisivo (porque no podría ser de otra manera) acabó situando Australia un poquitín más al norte...


Este tipo de cosas no debería de llamarnos demasiado la atención, salvo para recordar cuál es el nivel de meritocracia que hay, de por sí, en nuestro país ¿Quiénes son los que tienen más oportunidades para avanzar? Supuestamente los que con más probabilidad nos ayudará al resto a salir del atoyadero, aquellos que sean un ejemplo a seguir..., ¿vamos a negarle a Francisco Nicolás su talento social para triunfar? No, para nada. De eso va esta entrada: voy a hablar de cómo un país de papanatas pueden llegar a estropear lo que podría haber sido un futuro brillante de alguien realmente brillante. Porque, lo voy a dejar bien claro, si yo hubiera sido el padre de este muchacho habría acabado en una profunda depresión al no haberme involucrado lo suficiente como para apartarle de las malas compañías.


Antes de explicar el papel que juega Australia en todo esto, voy a intentar reincidir en una de tantas interpretaciones que tiene el carro. Para Platón el alma funcionaba como un carro, donde un caballo irascible tiraba hacia un lado, y otro caballo más bien manso secundaba el paso. En la novela Luces y Espectros, como ya cité, ya hay una referencia al respecto en un capítulo. Al igual que hay otra referencia en otro capítulo con respecto a la caverna de Platón, pero ahora toca el carro.

Es importante dejar bien claro que el carro representa un objeto en movimiento. Esto es muy importante, porque parece que para Platón el alma se define por estar en continuo movimiento, bajo una confrontación constante de fuerzas. De hecho, el trípode más perfecto para obtener una dialéctica llena de controversias lo encontramos en las relaciones entre los dos caballos y su áuriga, unidos para enfrentarse contra un cuarto elemento, interpretado por cada uno de manera diferente.

Para Platón la dialéctica es el vehículo del pensamiento, por lo que el ejemplo de que el alma se comporta como un carro encaja perfectamente con ese concepto que proviene de la literatura. Y es que ésta es la crítica que le haría a Platón: ¿no decía Vd. que el arte, si es figurativo, es falso? ¿Es suya la preferencia de la lírica como mecanismo para alcanzar la Belleza en términos absolutos? ¿Pero acaso no es cierto que la poesía intenta hacer figuración de los sentimientos?

Ciertamente, habría que dejar bien claro que la racionalidad de un discurso, desde mi punto de vista ontológico, no es sino una sensación de algo real, cuando en realidad no hay nada en él que realmente persista. La razón no existe, porque es un instinto animal más - como la trayectoria que tiene el propio alma.

Necesitan que persista la historia más que enseñando traumatizando.
Es por ello que los juicios de valor que emitimos lo hacemos porque creemos que existe consistencia al hacerlo: lo bueno, lo malo..., como si fueran entes mismos. Sin embargo bien se puede plantear desde un punto de vista, a mi juicio, más sencillo y fructífero: nacemos buenos, algunos evolucionamos peor o mejor, pero en ocasiones surgen enfermedades, percances..., estados alterados.

La lucha irascible nos enfrenta contra los estados alterados, y así evita que acabemos sucumbiendo a lo malo. La lucha mermada nos ayuda a trivializar los problemas para no darle un carácter histérico, y poder mirar atrás en la historia con un análisis prudente. El carácter balanceante busca medir las fuerzas para determinar cuándo toca hacer una cosa y cuándo la otra. Efectivamente, son tres personajes bien fácilmente reconocibles en mi novela: Gustavo, Pedro y Marta. Y tendrán que enfrentarse ante la Vida buscando la manera de convivir.

Ahora bien, el castellano tiene muchas trampas. Porque es una herramienta que nos somete para hacernos creer que los Arcontes existen como entes en sí. Es por ello que cuando se pretende calificar a una persona por hacer las cosas mal no decimos: "estás mal", o "estás mezquino". De hecho, dejamos reservados a nuestros dioses el perdonarles TODAS sus faltas dejando bien claro que los malos existen, pero que cuando nuestros ídolos en la Tierra se comportan mal, no es que sean malos, es que están teniendo un episodio de maldad..., bueno, seamos sinceros, esta manera de evaluar a la gente perdonando sus faltas, ¿no debería de aplicarse a todo el mundo por igual? 

La evolución es un devenir por ansiar unos recursos trabajados. Ése es nuestro carro. Lo cual no es real.
Que conste que el cristianismo lo que nos transmite es que sí existen los malos, porque SON malos, la fe sirve para eso: para dividir, como en una secta, aquellos que están dentro de los que se quedan fuera. Se trata de crear un criterio bien sencillo que separe a los buenos de los malos. Ahora bien, el problema es que no hay tales buenos y malos: lo que hay son comportamientos mezquinos que, idealmente, deberían de poder ser corregidos. Todos tenemos derecho a que se crea en nuestra reinserción. Otra cosa es que eso siempre sea posible, como también se deja entrever en la novela Luces y Espectros.

Para lo que se mueve no es versátil fardar de lo grande que es.
Volvamos a Australia. Fue ayer cuando decidí hacer cábalas para determinar comer una pizza en una pizzería. Entonces tuve la oportunidad de mirar las imágenes del que creo que era el Discovery Channel. Poco importa el canal, la verdad. Lo que si puede ser interesante es que no podía escucharlo; porque estaba extremadamente flojo el volumen.

El caso es que estaban enseñando cómo funcionaba el aeropuerto de Sidney. En dicho aeropuerto, ante las cámaras, se veía cómo los que estaban en la aduana ponían impedimentos a los pasajeros - con toda su burocracia. Me indignaron muchas imágenes, pero algo que no podía aguantar era ver a esa señora, que era musulmana, que tuvo que soportar las miradas acusatorias, el registro de su maleta ante las cámaras, etc..., y todo por un frasquito de colonia. Le tocaba tener que pasar lo indecible sin saber qué esperar de una situación así.


El asunto es, ¿cómo es posible que Australia se haya vuelto tan paranoica como EEUU? ¡Vaya asco de países! Allí no se puede viajar: cuando no se asume el riesgo de que entre lo bueno y lo malo, entonces nuestra seguridad pasiva es lo que usamos de excusa para creer que ya estamos seguros. Las fronteras no funcionan bien con los seres humanos. La deportación y los límites obtusos enconan nuestra alma.

Así que a esa señora le ha tocado quedarse fuera. Y, por otro lado, ¿a quiénes acepta Australia? Por motivo de confundir ese país lleno de koalas conspiranoicos, les ha dado por hacer de kanguros de gente que se las da de entender de lo que hablan. Es decir, que han becado a Francisco Nicolás, por ser un VIP que se equivocó por la TV para ir a hacer un curso de inglés en Australia.

La maldad es un color, un estado, una forma de demencia que nos enmascara. Como los australianos.
¿No había mejores formas de hacer propaganda de lo maravilloso que es invertir en ese país? ¿Algo así como permitir a Francisco Nicolás que elija de una lista de candidatos quién será becado con unos estudios en Australia? Pero no, el ser VIP es lo que te convierte en bueno. Por ser VIP lo suyo es una mera etapa. No será lo mismo con la musulmana o el negro que vi en aquel programa de TV aun teniendo ambos su billete pagado.

El tiempo es arrastrado por un carro. Pero el tiempo es una sensación que nos conviene tener para evolucionar.
La evolución, el tiempo, el alma, el carro..., todo eso forma parte de la misma falsedad. Lo que persiste, lo que nos define, es independiente de lo circunstancial. Cuando juzgamos a la gente deberíamos de saber que sólo emitimos juicios instantáneos para situaciones muy concretas, la imagen que se nos queda de las personas debería de quedar reflejado en el caballo mermado, y no en el irascible, que es el que tiene que tirar hacia el Futuro.





Suficiente hasta aquí
Ya me tocará justificar el final de la novela
en cualquier caso, 
quiero vuestros comentarios





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