martes, 22 de marzo de 2016

La protección. El instinto de conservación.

Os juro que me lo estoy planteando muy seriamente...
¿sería interesante escribir un libro sobre la mitología del siglo XXI?

La Historia habla del que fue el emperador que abdicó por la grandeza de las personas y su imperio
Existe un instinto que sobrevive en todos los animales, para que puedan evolucionar. Cuando lo racionalizamos no lo vemos como un sesgo, así que lo alimentamos y lo convertimos en un Arconte que parasita con nuestra civilización. Se trata del instinto de protección de aquello que queremos mantener igual. Todos los animales que poseen consciencia sienten pena cada vez que pierden un movimiento, cada vez que se sienten acorralados por ver cómo se degrada lo que le es propio.



La existencia del declive en la vida, la realidad de la lucha continua contra esa degradación, es un tema muy recurrente en la novela Luces y Espectros. Demasiado recurrente: de hecho, intenté en su momento generar una sensación de pérdida continua. Como si página a página corriéramos el peligro de perder algo muy querido. Como sé que esas cosas son muy molestas, por incumplir una regla fundamental de la literatura (la regla del emperador) hay que hacer valer otras tres reglas que lo justifiquen: retomar un ciclo completo para justificar la decisión. Y así lo hice, o al menos es creo.


Los deseos de un Emperador consiste en evitar el declive de todo el sistema: se preocupan por ti, desean que no tengas problemas. Ya piensan en ti, no tienes que hacerlo tú también. Se trata de algo que funciona contra la evolución normal de una sociedad inteligente, porque se alimenta para sí, y no en beneficio de sus miembros (los individuos). Ni el propio dictador, ni sus súbditos más directos, ni los siervos ni los vasayos, ni los enemigos, nadie sale ganando..., sólo el Arconte del Emperador.

No concebimos que nos proteja quien aún está por evitar mearse en la cama.
En la novela Luces y Espectros se dedica un capítulo expreso para tocar el tema de la protección, por parte de uno de los personajes tipo titiriteros. Así como la sensación de desprotección, la abnegación, el amor protector..., no se trata de conceptos negativos. Se trata de la razón por la cual no se considera este Arconte un verdadero parásito, y se sigue manteniendo. Al fin y al cabo, la melancolía por lo que se pierde y no se recuperará, la angustia que se siente al perder algo muy querido..., todo eso es real, y la avaricia del Emperador es un mecanismo de defensa que usa todo ser tildado de vivo.



El propio cuerpo humano, al ser un ente vivo, también tiene a su propio Emperador: de hecho es de los más evidentes, porque este es el primero de los arcontes en todo ser que deba ser un ser vivo (dentro de mi ontología). Cuando un sistema de información que reduce su entropía desde un ámbito de orden concreto, adquiere el temor de tener futuras pérdidas, entonces reacciona en él un instinto de avaricia o egoísmo extremo. Se trata de un instinto de conservación para evitar futuros momentos de excasez.


El Arconte del Emperador regula todos los estados de ánimo del organismo para generar emociones con ayuda del cerebro. O, al menos, esto es lo que os dice este humilde blogger; no olvidemos que sólo soy un literato y ya me gustaría poder incluir algún link que vaya confirmando todo lo que sostengo. No hace falta decir que ya tengo un modelo neuronal bastante completito..., pero eso es otro tema, cosas de informáticos, supongo.

¿Presos políticos en Cuba? ¡Señala quiénes y los saco! - eso sólo lo dice un demócrata que no oculta nada en Guantánamo.
La grandeza del Emperador no consistirá en mandar, ni tampoco en saber acumular el máximo poder para sí. Los más grandes emperadores son los que saben maravillarse de lo más pequeño, para aprender de él, dejar hacer, tener una vida lo más atlética posible y conforme con la realidad que toque vivir.

Nos encontramos en la literatura formas de colorear un síndrome inherente al ser vivo
Por eso uno de los peores peligros es cuando la inocencia se mezcla con el consumismo del emperador que va desnudo, y no lo sabe. El que siempre necesita comer es quien pasa hambre. El que siempre está amenazando a los demás es quien genera miedo. El que incumple sus propias normas es quien no tiene criterio... En la novela el protagonista más duende se valió de sus artimañas para conseguir descubrir si el que estaba detrás del personaje de un videojuego era una máquina o un humano. Esa artimaña fue una referencia al Traje nuevo del emperador.







Me dejo muchas cosas por decir,
pero ya irán surgiendo
ya me comentáis...,
mentira, no lo haréis..., 
pero no, de verdad, hacedlo




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