sábado, 24 de septiembre de 2016

La maldición de los reyes de sus propias alcábalas

Esta entrada será para volver a insistir
porque no quiero que nadie llame a engaño
aunque veré si le doy un toque de esperanza


Me voy a pronunciar sobre un tema que es triste. Pero que en el fondo mucha gente lo sabe, y tampoco les importa demasiado. Se trata de los famosos y su débil corazón. La facilidad que tienen para desenamorarse. Y no lo digo como una crítica hacia ellos, incluso diré que aquel que me lea puede que hasta lo comprenda: no se trata de ningún misterio, o al menos desde mis perspectivas. Aquellos que viven de los sueños, que se convierten en referentes de lo que es el amor, son las primeras víctimas del desencanto amoroso.

Lo hemos visto hace poco con una de las rupturas más sonadas, la de Jolie y Pitt..., pero no me meteré en detalles porque ni es tan interesante ni me documento para estas cosas. El principal problema que pueden tener las parejas es que esperan vivir el enamoramiento continuo, y eso es algo que se queda en el papel; pero es una utopía. Porque el amor cortés no existe, es un invento de nuestra civilización.

Si el amor no pudiera ser objeto de burla
entonces no habría encarcelamiento

Me da la impresión de que los europeos asociaron la silueta del sudor del trasero sobre los bancos que dejaban los enamorados a la demostración de que se querían. Esta silueta, provocada por estar sentado sin pestañear, se le llamaría corazón. Entiendo que porque en ocasiones parecía estar atravesada por una flecha, y ya los griegos decían que Cupido fue quien se encargó de hacer blanco.

Entonces, atados por un destino que les era ajeno, los enamorados se sometían a las circunstancias; se encerraban en unos sentimientos compartidos que se retroalimentaban mediante el intercambio de feromonas, ideas, experiencias... Pero esas ideas nunca serían posibles si no hubiera unos ídolos que nos marcaran el paso. Sin historias de amor, sin historias que nos llenan de emoción..., todo sería pura química.

La más cruel.
La que te dan por haber sobrevivido, a pesar de todo.

Ya comenté en una entrada el significado de las medallas, como algo opuesto a un amuleto. Las medallas convierten a sus portadores en guías, ídolos..., son actores de la película que necesitamos ver para sentirnos inspirados, mientras nos encerramos en unos sentimientos que nos empujan hacia el estado más exuberante de Felicidad. Sin embargo, los portadores de esas medallas son sometidos por el poder de su reinado: se hacen dueños de un juego de autoridades donde perciben el mundo a un nivel de exigencia mucho más alto.

El papel que desempeñan estos héroes y heroínas, cuanto más reconocido más les cambiarán en el rumbo de su propia vida. Por ello, aquella persona que esté dispuesta a dar el paso a la fama o al mundo de los famosos antes debe asegurarse de que lo tiene todo atado y más que atado. Porque en ese mundo no sirven los amuletos, contra las metáforas propias no hay amuleto, igual que nadie te cuelga una medalla por estar sujeto a una enorme ironía.


Bueno..., pero quería darle un toque de esperanza..., lo que pasa es que no recuerdo qué tenía todo esto de esperanzador. No recuerdo qué era lo que iba a escribir para quitar todo ese mal rollo. La verdad es que me he quedado en la inopia... Quizá decir que las personas que visualizan la realidad desde las alturas, como objeto de una meditación profunda, tiene la oportunidad de desarrollar su mundo desde un punto de vista trascendente y, para ellos, en ocasiones están destinadas algunos mensajes que no pueden ser entendidos desde los lugares más terrenales. Es a eso a lo que suelo llamar la interpretación del director, en oposición a la interpretación oficial y a la interpretación de las circunstancias. Si una obra artística no tiene tres lecturas distintas, es bazofia.

Bueno, ya nos iremos leyendo...



No olviden comentar
No dejéis sentar ningún dogma



Creo que ya lo he recordado, pretendía decir que esas medallitas sirven para pastorear al Arconte y ayudar a reestructurar a los que te necesitan de padrino. Los que apadrinan tienen el enorme poder de hacer desaparecer con el tiempo la necesidad de que pase la gente esas malas necesidades. Ya iremos comentando...


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