jueves, 26 de enero de 2017

La cobardía de la Casta

Vivimos en un país donde si un empresario vasco 
es capturado por ETA, no se paga su rescate
pero sí se paga a una señora para que no airee cosas de cama del rey

Las únicas utopías molestas son las que se podrían hacer realidad.
Los utopistas más asesinos son los que no quisieron admitir que las suyas no eran posibles.
Para algunas cosas somos muy maduros, muy valientes. Pero para otras no lo somos tanto. Tiene que ser la prensa la que pegue el grito en el cielo para estos asuntos. Pero no lo hace cuando se trata de la casta. Cuando se trata de asuntos sucios de sus amistades ya no son tan sucios. Un economista puede lanzar una exageración con humor negro sobre elevar muros y poner francotiradores, y entonces el líder del partido de la oposición, el que gustaba de apalear en el culete a una periodista hasta que sangrase, eleva el comentario a nivel de categoría.

Malos tiempos para la retórica, una y otra vez se repite la misma frase. Ya suena hasta cansino. En la novela había un concepto al que quise homenagear: el Ubuntu. Para entender un poco mejor en qué consiste, sólo hay que hacer un recorrido infantil de la economía.

Primero estaba el trueque, luego se acuñaron las monedas, después se consideró que todo tenía que girar en torno a la mano que decide el precio de las cosas, después se creó la macroeconomía y, finalmente, la microeconomía. Conclusión actual: fracasa el sistema financiero y, por tanto, algo falta ¿Qué falta?

Con sólo la macroeconomía no se podía estudiar el bienestar en un país. Que lo recuerden los periodistas de turno. Sabemos que no es suficiente, entre otras cosas porque tiene tendencias inflacionistas - y nuestro planeta es finito. Un buen complemento puede ser el estudio de las distintas microeconomías. Es más realista, porque hace un estudio individualista y contable..., aunque es más anarquista. Es más aislacionista. Le falta el compromiso social, la sinergia del grupo, la conciencia de clase, la solidaridad, la misericordia cristiana, el patriotismo nacional, etc..., escójase la palabra oportuna. Yo recuerdo lo que es el ubuntu.

Ubuntu significa que se ha encontrado la manera de que todos ganen. Imaginen unas olimpiadas donde todos los participantes se cogen en brazos y llegan juntos a la meta: ¡ubuntu!, donde los luchadores de judo se tiran los dos juntos al suelo, ¡ubuntu!, donde en el salto de pértiga la áltura se pone lo más baja posible..., y luego todos los que fueron a competir consiguen sin excepción una medalla de oro..., obviamente eso no es exactamente el ubuntu. Esta clase de cosas se debe aplicar para aquello que realmente sea importante. Es decir, no tiene porqué dejar de existir las competiciones, los enfrentamientos, las comparaciones..., lo que pasa es que debería de existir un colchón para que todos tengan la oportunidad de participar sin sufrir percances por ello. La aplicación correcta del ubuntu sería como incorporar la prevención de riesgos en los deportes. Es decir, es algo que hoy día sería impensable el desear volver atrás con respecto a esos temas.

Existe una casta que ha decidido que no le conviene que hayan cambios peligrosos. Tienen miedo de que algunas cosas cambien, de que algo cambie. Si las cosas están bastante poco estables, en cuanto se cambien un poco es probable que los que tengan el agua al cuello no puedan continuar. Detrás de la renta básica hay un camino lleno de curvas; hay economistas que quieren convencer que se aplique de una manera garantista: garantizando a la mayoría de las microeconomías su mejora. Pero ese esquema es como conducir muy rápido, y si nos salimos de la carretera tendremos hiperinflacción ¿Es posible que ese terreno no sea tan peligroso?

Un enfoque menos garantista supone ir más despacito. Muy poquito dinero y con un carácter incondicional. De esta manera se crea un mercado. El resultado afecta negativamente a la mayoría de las microeconomías del país a medio plazo. No es garantista, pero tampoco inflacionista. Puede que un partido político perdiera fuerza de convicción ante ciertas mayorías, a medio plazo; pero según mis espectativas, viviríamos un ubuntu: todos, absolutamente, habríamos ganado. Y ese presupuesto se volvería intocable como la sanidad o la educación.

Es decir, las cuentas microeconómicas aun saliendo perdiendo en la mayoría de los casos, absolutamente todos saldríamos ganando con una renta básica universal aústera.

No hay que olvidar el escenario que estamos viviendo actualmente: superpoblación, hiperconsumismo, futura y presente crisis ecológica, desigualdad...

Para frenar la desigualdad se tiene el aumento gradual de los impuestos directos. Por lo que ya se tiene un mecanismo directo para frenar la congelación del sistema liberal y, con el fin de no complicar las cuentas, esa recaudación podría ir destinada simple y llanamente, hacia una renta básica universal. Por lo que queda justificada la fuente de financiación. Tan sencillo como el chupete de un niño. Sin tener que inventarse mecanismos o trucos..., independientemente de que aún se puede añadir complejidades, en virtud de lo compleja que sea la sociedad donde se pretenda implantar.

Pero esos que están con el agua al cuello no se atreven: saben que tendrán que pagar más, pero no están dispuestos a ello ¿por qué saldrían ganando? Porque por cada X individuos que vieras andar por la calle se convertiría en un cliente potencial que sabes que tiene crédito para gastar. Porque sabes que tus hijos y tus nietos no necesitarán ser colocados en ninguna empresa, ni tampoco se someterán a las prostituciones impuestas por el sistema universitario para entrar en alguna hermandad..., podrán mirar de igual a igual al mentor y exigirles que se lo expliquen o que acepten que se limitarán a repetir como loros amaestrados lo que les piden que pongan en los exámenes, podrán dirigirse al jefe de la empresa y decirles que les agradecen la oportunidad laboral pero que no le permite disfrutar de estar con su pareja, podrán plantearse hacer lo que siempre soñaron hacer y que jamás se permitieron el lujo porque, por definición, era un lujo capitalizado con un precio demasiado alto.

La Casta no sabe cómo funcionan las cosas en mi mundo, pero en la novela hay una primera aproximación que nos ayuda a comprenderlo. Porque una cosa es cómo funcionan las cosas en mi país, otra en mi patria, otra en mi tierra y, finalmente, en mi mundo. Y mi mundo no se parece demasiado a ninguna de esas otras cuatro cosas.

Porque el país es el que te gobierna, tu patria es la que te acoje y tu tierra es como funcionan las cosas según tu clan. Cuando un país es capaz de empoderar a los clanes, a las asociaciones de vecinos, a las asambleas..., entonces el país se convierte en tu patria, tu tierra, y puedes permitirte el lujo de desplazar las ideas que vienen de tu imaginario y soñar con plasmarlas para ver si se replican en general, o hasta donde lleguen. Porque sólo porque seamos muchos eso no quiere decir que no podamos tener voz.

En un modelo como el que describo, el inmigrante tiene derecho a buscar trabajo, pero sólo si ha cotizado por un año, se le reconocerá su segunda patria, su renta incondicional ¿Hay miedo con aceptar las grandes masas que se nos avecinan? El muro más insalvable es el que te impone una condición burocrática. Los muros físicos son superables y generan vergüenza, porque no son eficientes en ningún sentido.

En un modelo como el que describo, los entes jurídicos pagan menos impuestos directos cuanto más reconocido quede su labor social al ser una empresa más grande y más trasparente, y distribuyen sus impuestos indirectos entre las Administraciones Públicas de Gestión que consideran que hacen una labor más importante. Cuanta más gente contratas, menos tasa impositiva; cuanto más ganas, mayor capacidad para distribuir en los Presupuestos del Estado. La gente agrupada para conformar pequeñas sociedades de consumo. Nadie en la cuneta; los subsidios para los extranjeros.

Todo esto supone un crecimiento controlado para el consumo, pero que también puede aplicarse para la superpoblación. Pues es combinable con no dar renta básica a neonatos, pero sí reconocer un compromiso social en el apadrinamiento de niños al hacer que se reduzca la tasa impositiva.

De vez en cuando, los voceros de la casta suelen avisarnos sobre la aparición de un LET controlado por el estado con el que la gente no pueda ahorrar y que obligue a las personas a tener que publicar en qué gastan todo su dinero, para ser controlados por el estado. Este modelo, efectivamente es el tipo de moneda en el que se basa mi idea de renta básica, con una moneda deflacionaria: no se puede ahorrar con ella, pero es compatible con los bitcoins - sigue existiendo el dinero anónimo para la globalización y la especulación. el LET es una moneda local para acabar con los problemas de liquidez.

Bajo estos esquemas se puede comprender cómo funciona el sistema monetario en la novela Luces y Espectros. Aunque, por supuesto, hay una gran cantidad de cosas que no quedaron descritas: como la enorme dejadez que tendrá la gente para usar medios de transporte públicos, sin necesidad de tener coche propio. Al fin y al cabo, si la cobertura de los servicios está bien planificados y son trasparentes, ¿para qué un servicio llevado a cabo con bienes propios? Siempre es más cómodo que la inversión sea asumida por una empresa o asociación al margen, porque cada individuo no está todo el día en la carretera, salvo los que realmente viven de ello y gustan de hacerlo. Independientemente de que para conducir un coche, o gestionar su uso, debas estar, propiamente dicho, en la carretera.

Así que poco importa lo que uno tiene si, en el fondo, no existe una necesidad exclusiva. De ahí que el pago de un cliente en una empresa deba hacerse mediante un pacto explícito como tienen las compañías de móviles de prepago, al contratar los bonos mes a mes. Como los clientes no van a hacer uso de todos los servicios, se puede estudiar un coeficiente de simultaneidad para poder distribuirlos con una oferta sobredimensionada - la gente no solicita de más. Misma fórmula que las compañías eléctricas. Si no hay necesidad, tampoco hay acaparamiento. 

No es difícil suponer que los anuncios de publicidad podrían centrarse en fomentar ciertos perfiles de consumidores. Para darles ideas de que hagan tal cosa o consuman otra..., sin necesidad de incidir en la marca, pues ese requerimiento podría provenir del dependiente de la tienda, y el usuario final elige a su dependiente y llena su cesta con lo necesario. Aunque las marcas no tendrían porqué dejar de existir, como se ve en la novela.

Cuando hubiera una discrepancia por parte de una de las partes, automáticamente uno de los dos marca a ambos la relación. Esto afeará las estadísticas de ambos, sin entrar a juzgar cuál fue el responsable de la adquisición de dicha marca. Poner marcas es cosa de uno, quitarla es cosa de dos.

Algunos aspectos que comento corresponde con etapas mucho más maduras de la aplicación de una renta básica, otras serían automáticas..., si la renta se ofreciera con un LET, se podría habilitar el ahorro a largo plazo mediante la compra de efectos; de esa manera la moneda no se degradaría a medida que se vaya pagando a ese proyecto definido por la compra de un objeto o servicio, previamente pactado con el proveedor. Con la posibilidad de hacer uso de dicho servicio antes del pago del mismo. El mismo esquema que el sistema hipotecario.

Para que se vea que estas fórmulas no son extrañas, bien se puede hablar incluso de un modelo que garantiza el trabajo a todo el mundo - sin utopías. Para ello, cada usuario se pone de alta dentro de una mancomunidad que debe reconocer cinco grandes mancomunidades como proveedores de servicios para cada uno de los sectores importantes. De esta manera, estas macroempresas son las que le proveen al usuario enviándole una unidad de trabajo para suplir los servicios requeridos. Mediante perfiles predefinidos los usuarios ya tienen preestablecidos cuál es su cesta de la compra, cesta que podrán cambiar mediante permutas. De vuelta al trueque. A cambio, se espera que este usuario cumpla uno de los roles preestablecidos. También permutables. El problema de la superpoblación se convierte en una virtud de sensación de libertad de elección cuando se pueden exponer las intenciones para que la tecnología se encargue de proponer un cambio en principio deseable.

Y eso sin mencionar el papel de los coordinadores, encargados de recomendar el uso de estándares y de auditar internamente los entes jurídicos para mejorar la trasparencia y su tipificación dentro del modelo tributario que, en un futuro, será voluntario. Como una guía de lo que debería de pagar cada uno..., aunque esto sí es más difícil de explicar y sí es un futurible.



Este mundo es el entorno
que tenía en mente cuando
escribí la novela
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