jueves, 16 de febrero de 2017

Incorporar mentalidad china. Guan xi

Una de las cosas que más me fascinan
de la civilización oriental
es que han conseguido pensar en colectivo
Hoy voy a hablar sobre el guan xi


Una de las tareas más clásicas dentro de los estudios para la incorporación de sistemas de cálculo que mimetizara el pensamiento humano, es el intento infructuoso de cerrar el círculo abierto por Nash, lo relativo a la determinación a cuándo las sociedades generan equilibrios que favorezcan la cooperación o la competición. Tales estudios un poco más desarrollados, que para el informático podría ser Gibbons, nos lleva a que cada agente que desarrollemos a la hora de adoptar decisiones, se acabará comportando de forma agresiva (halcón) o pasiva (paloma) para al final..., ganar al póker a cuatro expertos..., insisto una tecnología ya conocida. Para mi gusto, nada nuevo.

Ahora bien, ¿quién no ha oído hablar de Los juegos del hambre? Parece que van a hacer un reality en Rusia inspirado en esa película, donde pueda pasar de todo: el enfrentamiento del individuo a la naturaleza, cientos de cámaras vigilando, la policía a la espera de intervenir, un médico..., eso ya se inventó en España hace más de dos mil años. En Cartagena existen vestigios de esos primeros indígenas que rendían culto al Sol, a la naturaleza. Consistía en enfrentarse a las fieras, darle caza al toro..., nada que ver con abrirle en canal cuando nadie mira antes de cada corrida..., como el final de Gladiator.

A mí me veréis respetar prácticas como la pesca con caña o la caza menor bajo cotas y vedas. Se trata de una disciplina que, con el tiempo, desaparecerá, y será bueno que así sea. Pero no me veréis participar en ninguno de esos enfrentamientos, por la pena que me produce ver a los animales morir. Algún día la sociedad comprenderá lo que es el chovinismo, el nihilismo..., mientras tanto, habrá que insistir.

Hoy quería hablar sobre algo en donde las máquinas podrían, poco a poco, ganar a las personas: en los juegos del hambre, comentaba, habían doce personas compitiendo. Este número no era casual: puede servir para dividir los grupos en dos, tres, cuatro o seis de antemano; más allá de las irregularidades propias del desarrollo de la competición. Formar un grupo más numeroso provoca que ese grupo gane posibilidades y, ante una muestra pequeña (pocos grupos), el más numeroso obtendrá la victoria - por lo que formar parte de un grupo provoca que cada miembro aumente sus probabilidades.

Enfocar la caza menor como si fuera los Juegos del hambre es un insulto a la inteligencia, una obscenidad (no por equivocar los conceptos, sino si realmente se convierte en eso). Es decir, el toreo es una obscenidad en comparación con la caza menor. Es una muestra horrible de la degradación del ser humano. Suena incluso horrible que haya que explicar algo de sentido común.

Pero quería, poco a poco, enfocarme más hacia el guan xi y su significado. Porque no hay que olvidar que, aunque las reglas estén en contra de relacionarse, el saber buscar las reglas que ayuden a establecer una buena cooperación dentro de la teoría de juegos es en lo que consiste una verdadera guan xi.

Así que empezaré a tocar lo aberrante...
Dear Juan

I regret to say that we are indeed struggling with a heavy backlog, and as a result each editor is limited to at most 1 acceptance per month. Due to the nature of your claim, I am of course willing to send your paper for refereeing. If you wish for me to do this, could you start another submission, and then have the paper sent directly to my attention? You can choose me from the drop down list of editors. You may also wish to submit to another journal. Frankly, a proof of Beal’s Conjecture would be the story of the year in mathematics. 
You may also wish to consider a journal with a wider readership.

Best wishes,
Ken Ono
Si la demostración era trivialmente falsa, 
¿por qué dar cobertura? ¿Por qué no una respuesta simple?
Jugar con la gente para reirse de ella es inaceptable


Existen actividades, sobretodo en la universidad, consistentes en la tortura del alumnado. Buscan torear a los alumnos para divertirse a su costa. Consideran que estas novatadas continuas, ejercidas especialmente desde el profesorado, es una forma de captación espiritual, como si fuera un arcano, una enseñanza memética antigua (ya tocaré el tema de los arcanos). Sin embargo, los vicios también son memes, cuando algunos pueden vestirse de enseñanza, al final parasitan en la sociedad - emponzoñando las instituciones ya sean académicas o no. 

Un ejemplo de ello se encuentra en la ciudad de Murcia: el término murciano lo desconozco, pero es una variante del cocotazo.

Leyenda urbana que ayuda a ilustrar los malos vicios
Resulta que hay quien da un golpe seco en la zona occipital, con posibles consecuencias irreversibles, y luego dice que se trata de una costumbre murciana, que significa "hola". No importa cómo le pidamos a esos animales que dejen de hacerlo, porque los jueces de lo penal en la región de murcia aceptan ese tipo de comportamientos. Comportamientos que pueden desembocar en matar a una persona de un golpe en la cabeza..., u otra clase de daños.

Era muy divertido ver a McGiver dar esos golpecitos, para luego ver cómo decía que él nunca había matado a nadie. Sin embargo la estadística nos dice que algunos de los que tumbó, pudo no haberse levantado. Es como para pensárselo un poco.

Pero volvamos al guan xi...


Cuando yo era casi una persona, y recuerdo aquellos tiempos con añoranza mientras me quejaba de que no era un individuo que gozara de todos mis derechos y obligaciones, y enseñaba japonés, una de los aspectos programáticos que incluía era la idea de uchi y soto. Era un concepto tan importante que, incluso, si no se tenía la mentalidad correcta, aprender a hablar japonés se volvía especialmente complejo.

La idea de que hay unas personas que no son de nuestro círculo y, por tanto, nos vemos obligados a tratarles de manera diferente y, por otro lado, las personas que conforman nuestra corporación, cuando hablamos por ellas debemos pensar corporativamente. Todo eso forma parte de la mentalidad de colectivo, en absoluto nada que ver con los Juegos de Hambre, las novatadas o la intolerancia del sistema vertedero que se defiende en la Región de Murcia o en las universidades.

El pensamiento corporativo puede ser ampliado a un pensamiento mucho más universal: el pensamiento asambleario, soviético, de colectivo... Se trata de abandonar el individualismo y empezar a defender al ente jurídico, al proyecto, al conjunto, al nosotros. Porque el individuo puede perecer, pero siempre queda ese Legado y, dentro de ese legado, uno tiene un lugar, es una pieza, un miembro..., es alguien.

John Nash fue el primer matemático que nos trajo la idea de que todo no vale, que hace falta unas reglas para competir. Los juegos exigen un decoro donde cada una de las partes debe tener un margen a su favor y otro en su contra. Es por ello que los contratos que se hacen con los chinos es tan lento; tienen que comprobar que esa persona que no conocen no les pone en el contrato alguna cláusula que les obligue de mala manera, tienen que comprobar que, abierta la relación, pueden hablar bien de ellos a otras personas..., una mala relación emponzoña a todo el círculo. Los que contaminan tienen que ser EXPULSADOS sin remedio. Lejos de la cúpula, sin pensarlo siquiera. Sin importar si son amigos, peor si eran amigos, porque eso les convierte en traidores. Es lo único aceptable, y no existe margen de maniobra, salvo que se quiera que los problemas vuelvan a suceder.

Esta manera de ir inventándose reglas muy complejas sobre la marcha fue descrito en el capítulo el deber de un buen soldado. Un juego que tenía un formato ya sea vicioso o ya sea inocente, dependiendo de cómo se quiera interpretar el capítulo; y unas reglas sociales muy complejas donde nada se deja al azar y existe una idea de equidad intrínseca.

Yo mismo programé un juego para enfrentarme contra varios jugadores que yo mismo había diseñado. El juego consistía en tirar un dado tras decir a quién intentabas golpear, y cada jugador aceptaba hasta tres golpes. Cuando eres tú contra cuatro jugadores controlados por la máquina (en mis estudios solía varíar entre cuatro y seis), estas reglas son un azar, y las probabilidades de ganar se reduce al 20%. Pero cuando se les incorpora mecanismos como vengar a tus aliados, o atacar a quien ataque tu aliado, los que juegan bajo ese enfoque mejoran su porcentaje, pero no jugaban mejor que yo mismo. Todo esto inspiraba a pensar que había aún alguna manera de apretar las tuercas al juego..., lo que inspiró el capítulo del libro.



Quiero vuestros comentarios
No dejéis sentar ninguno de mis dogmas




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