lunes, 10 de agosto de 2015

El dilema de Tarzán y la Gorda.

Imaginemos que eres Tarzán Weissmuler, no tengo equivalente para mujeres en este ejemplo - lo siento, y vas con tu taparrabos oteando la jungla. Entonces, desde lo alto de un árbol ves a una fea gorda; está chapoteando en el río porque parece que se acaba de caer y no sabe nadar. Se plantea ahora un falso dilema, algo que no tiene sentido ni plantearlo, pero se plantea: Si no supone ninguna clase de riesgo el salvarla, ya que uno es un experto nadador y ella, por sí misma va a morir sí o sí, ¿que le impediría a Tarzán el lanzarse a salvarla?







Se trata de un dilema, podemos llamarlo el dilema de Tarzán y la gorda. Es un dilema estúpido, ¿qué le cuesta a Tarzán tirarse al río? Podemos suponer que no corre ningún peligro, porque ¡vamos! Es Tarzán. Si un cocodrilo se acerca, él mismo lo ahoga con sus potentes brazos seductores. Y si la gorda intenta ligarle, puede decir, "¡No! Lo siento señora, pero con este cuerpo no tienes ni para soñarlo". Así que podemos decir que no hay debate, el héroe se tira al río.

Pues bien, en mi libro hay muchos actos heroicos que pasan desapercibidos. No son ni agradecidos. Pero es un valor importante que debe de ser entendido. Este dilema lo presento porque, si nos damos cuenta, en ocasiones los problemas no es la falta de recursos. Si nos fijamos, en nuestro dilema la gorda tenía oxígeno de sobra en la jungla, pero no podía respirar. Tenía recursos de todo tipo: agua un montón. Había árboles, monos,..., seguro que había hasta un montón de cocodrilos. El problema no era la escasez de recursos. La gorda tenía suficiente grasa corporal, brazos los necesarios, piernas..., pero chapoteaba. Se hundía. Por tanto, en muchos casos, el verdadero problema no es la escasez de recursos, sino lo poco eficiente que somos a la hora de usarlos.

Si la gorda supiera nadar, si fuera eficiente a la hora de mover sus brazos, entonces no necesitaría a un nadador experto para salir del río. Ella misma podría salir sin más. Sin embargo el capitalismo lo que nos dice es que, una vez salvada la gorda, Tarzán le enseñaría un tarjetero a la espera de que ella pase su tarjeta y cobre la tarifa correspondiente por el salvamento ¿Tenía que actuar Tarzán de buena fe? ¿Debía acaso esperar a que ella le confirme que podía pagar el salvamento? Todo eso son falsos dilemas, más absurdos. Obviamente provienen de los errores de siempre. Parece evidente que tiene que haber una cobertura pública gratuita que cubra las necesidades básicas de todos ¡Cómo va a ser si no!




En Septiembre 2015 la palmamos..., o eso dicen.



El asunto va a más. Descubrimos que hay empresas que aún no se han dado cuenta de que con el ritmo con el que producen CO2 podrían convertir la Tierra en una cámara de gas. Quizá no tanto, pero se marcaron un protocolo hace años: el protocolo de Kyoto. Una manera de aprender a nadar para saber ser eficientes. Para no ahogarnos con los recursos de los que disponemos. Sin embargo, considerando la tragedia de los comunes, al final los de siempre acaban incumpliéndolo. No es de extrañar que estén apareciendo teorías extrañas que abogan cosas como que dentro de nada el crecimiento de la población mundial va a ir al mismo ritmo que el número de muertes; todo debido al mal uso de los recursos.




La manera que tienen los países de desarrollarse provocará que el propio planeta se nos vuelva inservible: es como si nosotros fuéramos la gorda y, paradógicamente, países como los latinoamericanos, África, la India..., fueran el Tarzán con capacidad para salvarnos. Es decir, esas sociedades contendrían la única forma de organización que podría sobrevivir ante el nuevo ecosistema que se está formando. 

Aún así la economía seguirá centrándose en la escasez, cuando en realidad es un problema de sostenibilidad, de eficiencia, de previsión... 

Finalmente, siempre nos queda una pregunta: cuando África nos vea chapotear a los europeos en el agua, ¿saltará a salvarnos?



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